Capitulo Tres

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Wei WuXian se alejó del muelle con el bote más grande que encontró.

Trató de ser discreto al ver el alboroto que sucedía, ya había ayudado mucho salvando a algunas personas a escapar del ataque en la ciudad del muelle.

Sin embargo, en cuanto la situación se vio mejor para ellos las personas que lo conocían de toda la vida y lo apreciaban le hicieron apresurarse a tomar un bote e irse.

El segundo bote que preparó llevo a más discípulos dejando el número mínimo con los líderes de Muelle de Loto. No debía perder más tiempo.

Ya todos habían agotado su energía de reserva cuando terminaron con los últimos cultivadores Wen, o eso creyeron.

—¡tío Jiang, ya está el ultimo bote! —gritó mientras abrazaba a dos discípulos para llevarlos con él, estos ya se estaban desmayando.

Madame Yu apoyada en su espada esperó a que Jiang FengMian fuera junto a ella para irse. Eso no pudo ser, ya que con un estruendoso ruido cientos de cultivadores con uniformes rojos entraron al patio de armas y uno de ellos clavó su espada en su abdomen.

—¡FengMian! —gritó Madame Yu casi perdiendo el equilibrio. Wei WuXian volteó a ver que había sucedido y sin querer dejó caer a sus compañeros.

La espada lo había atravesado, pero Jiang FengMian solo se dobló del dolor y el cansancio que llevaba acumulado. No había sido mortal, pero no tenía fuerzas para defenderse, por lo que se dejó patear y cayó al suelo.

Después de unos cuantos cultivadores salió Wen Chao junto a Wen Zhuliu. Wei WuXian sintió su sangre hervir y quiso volver al patio de armas, pero antes mando a los discípulos que estaban con él al bote, si todo se complicaba debían salir de ahí.

Wen Chao al caminar tenia su cara de molestia al ver tantos cuerpos en su camino hasta que su pie choco contra algo que salió rodando. Cuando bajó la vista se topó con los ojos muertos de Jiao Jiao.

—Que desperdicio...—dijo mientras pateaba la cabeza de Jiao Jiao fuera de su camino.

Madame Yu hizo brillar a ZiDian de nuevo llamando su atención, entonces Wei WuXian se acercó al lugar.

—¡Wen Chao! — gritó Wei WuXian con furia, el otro levantó la mirada y al hacer contacto con la de Wei WuXian no se resistió su asquerosa sonrisa llena de regocijo.

—En serio esperaba verte—dijo Wen Chao y con un movimiento de sus túnicas hizo que sus cultivadores los rodearan a todos.

—Tu problema es conmigo, no con la secta Yummeng Jiang—se detuvo antes de dar una mirada alrededor. — Déjalos ir, me entregare por las faltas que cometí.

—¡Wei Ying! —le llamó Madame Yu con furia, pero él no le hizo caso.

—¡JA! ¿crees que todo se arreglara solo con tu vida? —se burló el maldito.

—¿no era lo que querías desde el principio? —Wei WuXian señaló al cuerpo de Jiao Jiao—ella vino extendiendo tu palabra, dijo que conmigo todo estaría bien con la secta Yummeng Jiang.

—es cierto, ¿quién la mató? —preguntó desviando el tema quitándole importancia. —Tampoco es algo que vaya a perdonar tan fácil, era muy complaciente.

—Fui yo. —mintió Wei WuXian antes de que Madame Yu hablara. —la verdad es que me tenia harto con sus gritos.

Madame Yu ya no pudo debatir, pues si lo hacía quedaría como si quisiera protegerlo, y que horror gastar sus ultimas fuerzas en eso.

—Wen Chao...—susurró guardándose su orgullo. — te lo suplico.

—Esto no es suplicar.

Wei WuXian apretó sus labios con fuerza e hizo lo que Wen Chao quería. Arrojo su espada al suelo y se arrodilló. Ahora sí era una súplica.

WangXian- SantuarioDove le storie prendono vita. Scoprilo ora