►Cuando Jeon Wonwoo,un jefe despiadado y famoso de la mafia descubre tu existencia, te quedas a su merced. Mientras estás bajo su techo, aprendes más sobre tu padre, de lo que tú jamás hubieras deseado tener, incluida la parte de tu herencia que t...
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"Hemos llegado, señor".
Donghyo levantó la vista de su tablet, pero en lugar de responder al conductor estadounidense que había contratado para su estancia en los Estados Unidos, se volvió hacia ti para traducirte. Tuviste suerte de que Minho hubiera insistido en contratar a un tutor privado para que aprendieras inglés o de lo contrario podrías haber estado igual de perdida. Donghyo tal vez entendió cuatro palabras en el lenguaje común aquí y esperabas usar eso para tu ventaja.
Manteniendo la apariencia de ser una pareja tan amorosa, Donghyo primero permitió que el guardia que había estado sentado al frente abriera su propia puerta, antes de tomarse la molestia y ayudarte a salir a la acera. Todavía no estabas acostumbrada a los atuendos de duquesa que te elegían , lo que dificultaba un poco caminar. Los tacones gruesos y estriados crujían debajo de ti y las chaquetas estaban hechas de un material grueso, por lo que te dificultaba mover los brazos.
Una vez dentro del edificio de más de veinte pisos, siguieron las señales hasta la oficina del abogado. Estaba ubicado en el decimotercer piso, una señal ominosa que te inquietaba un poco. No pensaste que la mayoría de los edificios tenían un decimotercer piso basado en viejas supersticiones con ese número en particular, pero este no obstante lo tenía y te encontrabas saliendo del ascensor y entrando en sus pisos de madera bellamente pulidos donde una joven igualmente pulida de tu edad estaba sentada detrás de la enorme recepción escribiendo en su computadora.
"Disculpe", dijiste en voz baja mientras te acercabas al escritorio. El guardia de Donghyo se quedó atrás cerca del ascensor, en caso de que intentaras correr, suponías. Pensar que te molestarías en hacerlo a estas alturas era una idea ridícula, pero mantuviste la boca cerrada al respecto.
La secretaria del frente te miró, solo puso una sonrisa cuando vio tanto a tu compañero como a tu ropa. "¿Si? ¿Como puedo ayudarle?"
"Estamos aquí para ver al Sr. Marcial", le dijiste, tratando de que tu nerviosismo no fuera demasiado evidente. La mano de Donghyo descansaba en la parte baja de tu espalda, su pulgar tamborileaba una melodía lenta y contenida en tus vértebras.
