O6: ¡Déjame en paz!

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27 de mayo, 2020.

—¡Erin!

Aquí vamos de nuevo.

Los gritos de Alexandra llamándome desde el pasillo me hacen quitar la atención de la película que estoy viendo. De mala gana me levanto y abro la puerta de mi cuarto.

—¿Ahora que quieres?— rodé los ojos. —estoy ocupada.

—¿Por qué volviste a tomar mi plancha?— me mira realmente furiosa, como si hubiera colmado su paciencia definitivamente.

—No la tomé.— mentí. Le doy una mirada que ella sabe que si lo hice pero no lo aceptaré.

—Sé que tú la tomaste.— me empujó hacia un lado y entró en mi habitación, buscando la plancha y revolviendo todo a su paso.

—¡¿Qué haces?!— alzo la voz y voy hasta donde está ella evitando que abra un clóset y desordene todo. —¡Lárgate de mi habitación!— la jalonee del brazo.

—¿Se puede saber que está pasando?— nuestro padre entra en mi habitación con mamá y Andrea siguiéndole.

—¡Erin volvió a tomar mi plancha y no quiere devolvérmela!— me acusa y me tira una mirada asesina a lo que yo ruedo los ojos.

—¡Erin!— papá me ve con reproche.

—¡No es cierto!— me defendí.

—¡Si lo es, eres la única que toma mis cosas sin pedírmelas antes!— gritó, en su rostro podía notarse lo enojada que estaba.

—Niñas, por favor.— mamá trata de agilizar el ambiente, sin embargo no lo logra cuando Alexandra vuelve a hablar.

—¡Dile algo a tu hija!— se dirige a mi papá, quien parece que está a punto de desmayarse. —Que devuelva lo que es mío.

—Erin por favor devuélvele a Alex su plancha.— se masajeó las sienes, bastante exasperado.

—No la tengo.— me crucé de brazos.

—¡Por Dios! Eres una mentirosa, mimada y malcriada.— exclamó. —madura, tienes más de veinte años y te comportas como una niña de quince.— soltó, cosa que me hizo enojar.

—¿Inmadura yo? Tú eres la inmadura que no superó que sus padres se separaran y por eso te dignaste en visitarlo hasta ahora.— contraataqué. —por eso nos odias a mi hermana y a mí.— señalé a Andrea que se había mantenido al margen hasta ahora.

Alexandra soltó una carcajada seca, y miró a papá para después notar en su mirada que diría algo de lo que probablemente se arrepentiría.

— Alec, ¿qué te dije de mantener a tus perros con bozal?— papá cierra los ojos y suspira fuertemente.

—Alex...— papá comenzó, pero lo corté.

—Ni siquiera me respondes porque sabes que tengo razón.

—¡Tú ni siquiera sabes nada sobre ese tema! Solo eres una niñata que ni siquiera sabe lo que habla, así que cállate de una buena vez.— responde.

WE BELONG | Leon Goretzka Where stories live. Discover now