Capítulo V: El frio aliento de la muerte.

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Doma salió al ataque contra la joven, agitando sus abanicos como navajas, Kanae esquivo los ataques curvos que el demonio le daba y la vez intentona acertarle algún golpe, el choque de la espada contra los abanicos despedida pequeñas chispas que iluminaban el rostro de ambos, mostrando uno calmado en ella y uno burlón pero maliciosos en él.

Rápidamente el rostro de Kanae se tornó a uno más serio, usualmente cuando luchaba tenía una mirada triste por la piedad que sentía hacia los demonios, pero Doma era diferente, era alguien sínico y cruel.

Doma batió sus abanicos formando un aspa y haciendo silbar al viento, Kanae brinco hacia adelante se agachó girando sobre ella y luego hizo un molinete con la espada haciendo que el demonio casi perdiera sus abanicos, momento el cual Kanae aprovecho de dar un corte en el demonio.

El demonio de cabellos cenizos brinco tres veces hacia atrás, dejando caer una cantidad de sangre considerable, tenía un profundo corte en su pecho y había perdido la oreja izquierda, un ligero semblante furioso opacó el pálido rostro del joven, pese a que sus heridas se habían curado y su oreja de había regenerado Doma seguía conservando ese ligero semblante tenebroso en su rostro.

Kanae no perdió el tiempo y corrió en dirección a Doma.

― Aliento de las flores. Cuarta forma, Hanagoromo carmesí. ― La espada de Kanae se retorció y curvó en distintos ángulos casi indetectables.

Pese a la velocidad del ataque de la joven, Doma había incrementado su velocidad y había logrado esquivar los ataques de la joven sin dificultad.

Doma levando los abanicos y arrojara una ventisca capaz de congelar los pulmones lo que hizo que Kanae retrocediera y diera un segundo ataque consecutivo.

― Aliento de flores. Segundo estilo, espíritu de ciruela. ― Varios cortes circulares que desviaron el ataque de la luna superior.

Ambos tomaron distancia uno del otro.

― Vaya, sí que eres hábil. ¿Esa es la fuerza de un pilar? ― Comentó Doma mientras se cubría la boca con el abanico de su mano izquierda. Kanae se quedó en silencio, mirando fijamente a su oponente―. ¿Qué pasa? Te estoy elogiando, venga, te toca decir que estas impresionada por mis ataques.

Kanae frunció el ceño de manera tenue.

― Vaya, eso es triste, una mujer tan hermosa no debería ser tan maleducada. Ya sé, te mostrare mis técnicas de sangre demoniaca, de seguro eso si te impresionara.

― No me importa. ― Dijo con su suave voz.

― Eso dices porque no las has visto. Además, he aprendido nuevas técnicas. Mira. ― Doma levantó su mano izquierda con su abanico y con la derecha la colocó a un costado―. Técnica de demonio de sangre. Lotos de dispersión.

Kanae recibió varios ataques consecutivos los cuales pudo esquivar a duras penas.

― Eres rápida, pero no tanto. ― Comentó sarcástico―. Llevamos peleando más de 3 horas y pronto saldrá el sol. Dime, ¿En qué momento me vas a atacar?

Kanae se mantuvo tranquila y tomo distancia de Doma.

― Ya veo, quieres tener ventaja con el sol. Eso no es bueno, ¿Sabías que el sol me puede matar?, si muero el combate se acabará y no podremos seguir hablando.

― Eso espero. ― Comentó la cazadora.

― Vaya, dices unas palabras tan cortantes con una voz tan dulce y tierna. Es muy cruel lo que estás haciendo. ― Doma cruzó las manos. Kanae mantenía distancia sin quitarle la vista de encima―. Veo que no atacaras. Así que ahí voy. Técnica de demonio de sangre, neblina helada.

El ocaso de las floresWhere stories live. Discover now