CAPÍTULO VIII

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POV ALBA

Mierda, mierda, mierda y más mierda.

No me esperaba ni en un millón de años que a Natalia se le ocurriese aparecer a la salida del hotel. ¿Pero en qué pensaba? Siempre me había presumido de no ser una fan loca ni nada de eso y no se me pasó siquiera por la cabeza que fuese a verla allí.

Había salido medianamente feliz aunque tuviese la peor cara del mundo. Mi noche había sido una real mierda. Las cervezas en mi habitación no me habían animado y mi equipo se había dado por vencido más pronto que tarde. Dormir tampoco me había servido de mucho.

Me encontraba en una encrucijada de la que no me veía con fuerzas para salir, por un lado estaban mis ganas de conocer a Natalia de una vez, dejarle ver quien soy y quizá, sólo quizá hacernos amigas, o lo que fuese que tuviese que pasar con ella. Por el otro, tenía el mal presentimiento en el cuerpo de que, iba a salir mal.

Y es que podía salir peor que mal. Yo era Alba Reche, las circunstancias en las que nos habíamos conocido no eran de lo más favorables precisamente, sin hablar del hecho de que, saber quien soy podría alterar su forma de ser conmigo.

O igual se enfadaba por mentirle.

O se ponía en plan loca-fan.

Por ello había decidido que no era el momento para nosotras y soltar, me parecía la mejor opción, aunque fuese la más dolorosa y difícil.

Acaricié su foto de perfil y sin querer, me metí a la conversación.

'Genial Alba, eres una crack, ahora el maldito tic azul le confirmará que lo has leido'

Incliné mi cabeza para golpearla contra la mesa del Ave, Sara se sobresaltó y me miró con cara de querer matarme, la había despertado de su siesta. Puse mi mejor cara de circunstancia y me decidí a leer los mensajes que me había dejado Natalia desde la noche anterior.

Eran casi todos diciéndome dónde esperaba. Una foto de sus pies y su mano tatuada con un cigarrillo en la mano cuyo pié rezaba que estaba justo en frente de la puerta de la sala donde había sido el concierto. Luego pasaba al que si iba a aparecer. Después le vino alguno que otro quejándose de mi cobardía por no avisarla, el último me había hecho un poco de pupa al corazón, decía que ojalá no volviese a hablarle, por que no había sido capaz ni de mentirle con una excusa para no aparecer.

Mis dedos se movieron sólos, traicionándome.


Continento:

Estabas guapísima.


Su respuesta se hizo esperar tan poco que empecé a temblar del miedo a qué pudiese decirme. ¿Pero qué hacía? Si había decidido alejarme de ella, escribirle no era la mejor opción desde luego.


Natalia Flamenca:

Ojalá pudiese decir lo mismo de tí.

Es más.

Ojalá pudiese tener algún tipo de opinión sobre tí.

Continento:

Natalia...

Natalia Flamenca:

No, ni te atrevas.

No quiero explicaciones ni excusas, da igual.

Continento:

Natalia, yo...

Continento.Where stories live. Discover now