Capítulo 6

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Sam y yo nos quedamos en el bosque hablando de todo, banalidades, secretos, metas... Es increíble hablar con él, me encanta ver como atiende a cada palabra que digo. Internamente sigo pensando en lo que me ha dicho, ahora es mío, y eso me asusta, nunca he tenido novio ni nada parecido, y no ha sido porque antes no me gustase ningún chico o algo así, sino porque nunca había tenido tiempo de quedarme lo suficiente para dar mi primer beso. Pero con Sam había sido rápido, pero no me arrepiento.

—Deberíamos volver ya. —Dice Sam mirando hacia arriba, y me doy cuenta de que está anocheciendo, llevamos todo el día en el bosque hablando. —¿Tienes hambre?

—Si, la verdad es que me muero de hambre. —Contesto cogiendo las manos que me ofrece Sam, me ayuda a levantarme y caminamos de la mano hacia su camioneta.

—¿Te gustaría cenar en mi casa? —Pregunta nervioso, y me hace gracia verlo así, parece siempre tan seguro de si mismo que me resulta adorable.

—¿En tu casa? SI. —Exclamo con una enorme sonrisa y aplaudiendo como una niña, me doy cuenta de mi reacción y me tranquilizo. —Bueno, no tengo problema.

Sam se ríe y me besa dulcemente antes de abrirme la puerta del copiloto, y cuando me siento puedo ver a varias personas paradas en mitad de la acera mirándonos sin cautela, lo hacen descaradamente.

—¿Por qué nos miran así? —Pregunto cuando Sam se sube a mi lado, observa a la gente mirándonos y luego arranca sin volver a mirarlos de nuevo.

—Nos miran así porque eres una chica de dieciséis años con un indio de dos metros y veintitrés años. —Dice con el ceño fruncido, conduce hasta la Reserva en un silencio un tanto incómodo.

—Son prejuicios, ¿a ti te importa que solo tenga dieciséis años? —Pregunto asustada, a mí me importa muy poco, o más bien nada, los años que nos separan, pero si para él son tan importantes. No quiero que se sienta incómodo conmigo.

—Por supuesto que no, lo que ocurre es que hablarán de ti sin parar, no van a parar de chismosear sobre nosotros, se inventarán historias sobre porqué alguien como tú está con alguien como yo. —Explica aún con el ceño fruncido, me agarra la mano y la acaricia suavemente, y al parecer, mi toque lo relaja, ya que deja de temblar.

—¿Alguien como yo? ¿Alguien como tú? —Pregunto sin comprender eso último.

—Mírate, eres preciosa, dulce e inteligente, y yo soy un gigantón que solo puede llegar a ser el dueño de un pequeño taller de coches. —Contesta con un suspiro cansado y frena en una pequeña casa que queda al lado del taller, baja del coche y se apresura para abrirme la puerta y ayudarme a bajar.

—Sam, así de gigantón es como me gustas. —Contesto mirándolo desde abajo, tengo que levantar la cabeza mucho, pero Sam me coge en brazos y me coloca a su altura, me besa suavemente y luego me vuelve a dejar en el suelo.

—Así como eres tú, te quiero. —Dice con una sonrisa y me da la mano para guiarme dentro de su pequeña casa, es de una planta, pero es muy bonita, aunque está un poco desordenada, pero limpia. Me la enseña y luego me guía de nuevo a la cocina, me hace sentarme en el taburete de la isla y se pone a cocinar mientras hablamos. Le envío un mensaje a mamá diciendo que llegaré tarde y ella me responde con un:

"La protección lo primero, pásalo bien. Besos, mamá".

Sam prepara pasta a la boloñesa y nos sentamos en la mesa de la cocina, el día de hoy ha sido magnífico, me encanta Sam, y creo que se me va a hacer fácil quererlo. Estamos con el postre cuando alguien llama al timbre, noto a Sam que se tensa y va abrir rápidamente, en la puerta hay una chica que me mira como si me quisiese matar, ¡mierda!

Cuidado con el bosque  |SAM ULEY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora