04♣ Lo logró

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KAAN.

Ella se queda viéndome mientras abrocho mi pantalón, con las comisuras de los labios curvas, solo observa en silencio.

Puedo pasar la noche a veces, pero por encima de ello soy su amigo y tiene ciertos comportamientos que me preocupan. Incluso si no soy fan de la psicología me gustaría que controlara su salud desde que se apartó un poco de su novio. Ese sujeto parece ser un espiral tóxico, no hay que ser un genio para saber que anda en malos pasos.

—Hera, deja a ese hombre, sorprenderte cuando alguien te trata bien indica que las cosas ahí van mal.

—Por supuesto que van mal, lo estoy engañando contigo.

Ah, cierto.

—Pero considéralo, no estés con alguien que solo te hace sufrir.

Un ligero "¿No?" rompe el vacío del cuarto, ya vestida se mira al espejo, petrificada, con la mirada fija en ella misma. Las manos le tiemblan, cuando alcanzo a levantarme un sollozo se escapa de sus labios.

Este tema le afecta, quizás soy muy duro con decírselo directo, mas es de nunca acabar, no puede solo ignorar que su novio no la valora. No le da el trato que merece y puede que haya sido una buena persona en el pasado por lo que me contó, pero ya no existe, a veces las personas cambian para mal y es algo que se debe aceptar.

Se pasa un dedo por la mejilla secándose las lágrimas, la vocecita de empatía en mi cabeza me obliga a ir a consolarla.

No sé manejar sentimientos, ¿Qué hacía mi familia cuando yo estaba triste? Aparte de regañarme, darme dinero o decirme que me vaya de casa. 

Pongo mis manos sobre sus hombros, miramos al otro en el reflejo, su respiración aún está acelerada.

—No pasará este mes sin que acabe, lo prometo. —asegura Hera.

—Mira —suspiro—, lo siento, lo dije de una manera fuerte. Era un consejo básico de alguien que no sabe nada del amor.

—Lo tomaré en cuenta —se gira a abrazarme—. no te preocupes.

Nuestro abrazo en esa aburrida habitación de motel se corta por el sonido del tono de llamada, su teléfono está sobre la mesa de luz, que suene a esta hora puede significar varias cosas y ninguna buena, estoy preparado para guardar silencio como si fuera un monje cuando el mío empezó a vibrar entre mis bolsillos.

Observamos las pantallas al mismo tiempo, es uno de los números de la estación, sin embargo es de madrugada, no tienen por qué llamar y menos a nosotros.

Le hago una seña para que no conteste, lo que tengamos que oír lo podemos hacer desde un solo móvil. Deslizo el icono verde esperando que la persona al otro lado de la línea hable, coloco el altavoz, confundido porque no se oye nada.

—¿Hola? ¿Kami?

—Me llamo Kaan. —le recuerdo.

—¡Kaan! ¡Gracias a Dios contestas! —grita contra el micrófono, provocando que el audio se escuche horrible—. Al fin.

—¿Qué pasa?

—Tuvimos una emergencia, el personal no da abasto y es realmente importante, quería saber si la forense y tú podrían venir más temprano.

—¿Qué tan temprano? —cuestiona Hera.

—¡Hera! ¡Estás ahí también! Qué bien, pues lo más que puedan, sé que no es su horario y no tienen por qué, pero me quedé sola, no entiendo cómo manejar todo con esta gente.

Pobre Lana, ¿Dónde está el jefe para ayudarla?

Considerando la hora, seguro en su quinto sueño.

As bajo la manga | RESUBIENDOWhere stories live. Discover now