Capítulo 37

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Unos suaves dedos acariciaron mi espalda, abrí lentamente mis ojos encontrándome con esa sonrisa donde sus dientes atrapan la punta de su lengua, instintivamente sonreí, recosté mi cabeza en su pecho desnudo y sus brazos me envolvieron.

Los recuerdos de la noche anterior asaltan mi mente.

“-Me han dicho que te has portado mal-se levanta de la cama quedando gloriosamente desnudo, se acerca lentamente a mí, no puedo dejar de mirarlo de arriba abajo, me coge a volandas y me da una nalgada.

-Oh-gimo, me lanza sobre la cama y mi ropa comienza a volar por la habitación, nos besamos tan fervientemente que creo perder la razón- Diego .

-No hables, quiero que disfrutes esto-estoy desnuda sobre la cama, tira de mis manos sobre mi cabeza, algo se cierra sobre mis muñecas, muevo mis manos, pero me encuentro atada a la cabecera de la cama- Mereces un castigo, pequeña traviesa y provocadora.”

“No puedo acariciarlo, mis músculos se contraen mientras él se aferra a mis caderas embistiéndome salvajemente.

-Más-un gemido ronco sale de mi garganta.

-Lo quiero todo de ti Lodovica -mi vientre se contrae por el orgasmo que se asoma- dámelo todo pequeña”

“Ahora es él quien no puede acariciarme mientras lo torturo con mi boca.

-Lodovica -gruñe-desátame

No tomo atención a sus protestas, chupo más fuerte y lamo su miembro de la base hasta la punta, se retuerce bajo mi castigo hacia él.

-Oh mi dios-se tensa y explota”

“Salto sobre sus caderas mientras su erecto pene entra y sale rápidamente, retuerce mis pezones entre sus dedos mientras besa mi cuello.

-Oh-no puedo evitar gemir, el placer me está consumiendo a más no poder- ¡Sí! ¡Diego !”

“Ahora quiero hacerte el amor lento y despacio Lodovica -susurra, las esposas las ha retirado hace ya dos orgasmos arrebatadores, solo queda amarnos una vez más antes del amanecer”

-¿Cómo dormiste?-pregunta con sus labios rozando mi frente

-Excelente-estiro un poco mis magullados músculos, alzo mi cabeza y beso cortamente sus labios- Así que ¿aceptaras los boletos?

-No me queda de otra-bufa- tú has aceptado mis regalos, en especial, estesus dedos rozan el valle de mis senos para tomar entre sus dedos el dije que descansa entre ellos.

-Te amo-susurro suavemente mientras mis mejillas se enrojecen, mi mano se posa en su pecho sintiendo el palpitar de su corazón.

-Te amo aún más Lodovica , ¿cómo es posible que robes mi corazón de esa forma para jamás devolvérmelo?-dice, suelto una risilla nerviosa.

-Cursi-lo acuso, sin poder dejar de sonreír.

-Puedo serlo aún más pequeña-gira sobre mí para besar mi cuello- pero lo guardaré para más adelante-envuelvo mis piernas en su cintura mientras me retuerzo ante sus rápidas manos, amenazándome con cosquillas.

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Después de despedir a la familia de Diego , prometiendo que nos volveremos a ver, caminamos tomados de la mano hacia el centro comercial desde el punto donde hemos dejado el auto, la nieve está fresca bajo nuestros pies, el perfume de Diego inunda mis fosas nasales debido a que porto su chaqueta, recuesto mi cabeza sobre mi propio hombro y me acurruco contra la chaqueta, Diego nota mi acción y me envuelve en sus brazos.

-Si querías oler mi fragancia de hombre, solo debías pedirlo Lodovica -dice.

-Engreído-digo, paso mi mano por su cintura y caminamos juntos.

Él quiere que lo acompañe a comprar muebles nuevos para la ex casa de sus abuelos, la que ahora es suya. Veo unos cuantos, bueno, muchos muebles que me gustan pero quiero que el los elija, es su casa, pero termina obligándome a que le diga todo lo que me ha gustado, nos acercamos a una dependiente y le dice todo lo que el “yo” quiere llevarse, le digo que no era necesario que comprara exactamente lo que yo quería, pero el saca la vuelta diciéndome que es pésimo escogiendo la decoración, pero ¡por dios! Es tan mentiroso, es un gran artista y no sabe decorar su casa, gran mentira. Escogemos juntos el color de las paredes, y cuando ya hemos terminado todo, lo obligo a ir a comer.

-Estaba delicioso-acaricio la barriga que me ha salido por tanto comer.

-Demasiado buena-dice de acuerdo conmigo- Mira, chocolate calienteapunta a un carrito en el parque donde un señor está con un par de personas alrededor comprando- Ve a sentarte, iré a comprar-dice, sacudo la nieve del banco y me siento a esperarlo, un escalofrío recorre mi cuerpo, observo a mi alrededor, pero toda la gente está en parejas o en familia, por un momento me sentí observada, que paranoia la mía-Ten- Diego me saca de mis pensamientos.

-Oh, gracias-él se sienta a mi lado.

-¿Pasa algo?-pasa su brazo por mis hombros y me atrae hacia él.

-Nada, solo estaba pensando-le sonrió para tranquilizarlo, acerca el pequeño vaso a sus labios, una humeante gota de chocolate queda en sus labios y el la lame, retiro el vaso de sus manos y lo beso exigentemente, sintiendo el cálido sabor del chocolate en su boca, el suspira sobre mis labios, sus manos sostienen mi rostro e intensifica aún más nuestro beso.

-Dios, Lodovica -gime.

-Lo siento, quería besarte-soplo el chocolate y tomo un sorbo.

-Me encanta cuando me besas así-besa mi mejilla- Vamos a casa-enlazamos nuestras manos para buscar el auto e ir a casa.

Entro a mi casa para encontrarme con Jess que baja desesperadamente las escaleras, la miro preocupada.

-¿Qué pasa?

-Ven-se remueve nerviosa- Mamá no ha dejado de llorar, no sé qué hacer-tira de mi mano y vamos hacia la habitación de ella.

Mi madre está llorando desconsoladamente, me siento a su lado en la cama y la abrazo, acaricio su espalda en un intento desesperado de calmarla, mi madre jamás llora y menos de este modo.

-Mamá, ¿sucede algo?-pregunto, ella llora aún más. Pasa un rato para que ella se tranquilice y pueda hablar, me mira con una expresión de horror y las lágrimas vuelven a caer por sus mejillas.

-Él ha vuelto hija-solloza, ¿Qué?, de quien está hablando.

-¿Quién Mamá?-insisto.

-Tu padre.

Y que importa la edad? Dievica HotOnde histórias criam vida. Descubra agora