Capítulo 52

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Las suaves caricias en mi espalda me calentaron el alma, mis sentidos despertaron y mis mejillas revolotearon. El calor que su cuerpo emanaba me hacía sentir segura y completa, como si nada me faltara y todo marchara bien.

No recuerdo haberme sentido así alguna vez, no estoy diciendo que no sea feliz, solo que el amor que siento por él sobrepasa todo mis limites. Hace que esa parte de mi que estaba escondida por años, aparezca y se digne a danzar con mis sentimientos de la mano.

Abro mis ojos, su rostro es impecable, podría jurar que esta tallado por los mismos ángeles. Sus ojos es tan cerrados y su respiración es calmada, pero sus dedos siguen moviéndose por mi espalda, me alegra saber que aún dormido necesita asegurarse que estoy aquí. Realmente no me importa pasarme toda la vida junto a este hombre, y aunque odie lo cursi, su esencia me hace ser una chiquilla sonrojada y sedienta de sus palabras para calentar mi alma.

Estiro mi mano y con la punta de mi dedo delineo sus labios, los mismos labios que me besan con tanta pasión, los mismo que el muerde para provocarme y acelerar el subidón de pasión entre nosotros. Los recuerdos de la noche anterior ya no me calientan el alma si no que otras partes de mi cuerpo. La manera en que sus manos acariciaban mi cuerpo y la forma en que me hizo el amor hace que me estremezca, y el vértice de mis muslos lo anhele ahora mismo.

Sus parpados revolotean, sus labios se entre abren y toma una respiración profunda, le toma unos minutos despertarse y cuando lo hace me sonríe de la manera más tentadora.

-Cielo…-su voz suena tan rasposa y sensual que contengo las ganas de lanzarme a sus brazos rogando porque me tome.

-Buenos días-beso la punta de su nariz

-¿Cómo has dormido?-sus piernas se entrelazan con las mías, me apega a su pecho

-De maravilla-elevo mi vista, sin poder evitarlo muerdo su mentón-¿y tú?

-Cuando estoy contigo, todo es estupendo, hasta dormir-besa mi cabeza

Me aprieto contra su perfecto torso y delineo el tatuaje que está en su pecho, la cerradura sobre su corazón. Tomo entre mis manos el collar que cuelga entre mis pechos y sonrío recordando la navidad, cuando me dio este regalo.

El tiene mi alma completa.

-¿Qué piensas?-su voz interrumpe mis pensamientos

-En lo mucho que te  amo-digo, el gruñe, sus labios me atrapan con gran habilidad dejándome sin aliento

-Casi nunca te pones cursi-dice- y cuando lo haces no sabes lo mucho que me calienta-apega su erección contra mi muslo, contengo la respiración.

Sus hábiles dedos se escabullen en el vértice de mis muslos, acaricia mis rizos y luego se pierden entre mis pliegues. Un gemido se me escapa, pero no puedo evitar gritar cuando se amamanta de uno de mis pechos. Mis dedos se enredan en su cabello volviéndome lava ardiente.

-Diego …-sus dedos se introducen traviesamente en mi interior, tentándome

-Como puede ser que esta pequeña personita me ponga solo con unas palabras-gruñe con mi pezón entre sus dientes.

-Bebé-tiro de su cabello para que me mire, mi cuerpo tiene un pequeño espasmo cuando sus dientes sueltan mi pezón- Necesito que me folles-enredo mis piernas en su cintura- Tómame duro Diego .

-Oh amor-nos besamos de forma tan erótica que me derrito en sus brazos, ardo como el mismo infierno por él.

Me empala de una sola vez, no puedo evitar gritar de placer. Toma mis manos en un puño sobre mi cabeza y me monta con tanta fiereza que temo perder la cabeza, su miembro encuentra ese punto que electriza todo mi cuerpo y vuelve a embestirme, rozando ese lugar. Mi espalda se arquea, mi cuerpo se electriza y su nombre cae de mis labios.

Y que importa la edad? Dievica HotWhere stories live. Discover now