Parte 61

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Cameron

— ¿Cleopatra? —

Por un momento Cameron pensó que estaba escuchando mal, de todos modos está en un lugar demasiado antiguo y en estas partes siempre hay ruidos extraños, cómo los ruidos de madera al crujir, del aire entrando por los desbaratados muros y quizá sonidos de animales, pero jamás hay ruidos de bebés, eso no es común y a pesar de todo, es lo que se escucha en aquella vieja y desgastada sala oscura. Cameron se quedó en silencio, incluso hasta dejó de respirar para oír mejor y no hay duda de lo que escuchan sus oídos, son llantos de bebés.

Pero el sonidos de pasos y duras botas crijiendo los viejos pedazos de muros, interrumpieron esos leves llantos que cualquiera podría confundir con un animal.

— Cameron vámonos, necesitamos regresar a la ciudad antes de que llegue la noche, este lugar no es seguro — Su abuelo se asomó mirando desde lo alto de la escalera, lleva sus anteojos puestos y fuma un nuevo puro — Aquí no hay nada más que sarcófagos vacíos, espadas y extrañas serpientes, mañana podemos regresar, si cae la noche no podremos salir del desierto —

Cameron se pasó las manos por el cabello pensando en que hacer y soltó un amplio suspiro.

— Esta bien, regresó en un momento, sólo quiero descubrir algo antes de irnos —

Él abuelo asintió y se fue seguido por sus mercenarios, él también debería de irse porqué conoce los peligros de estar en ese palacio abandonado, los cuales no sólo son los miembros de la Orden del Tiempo, sino que podría derrumbarse en cualquier momento, pero Cameron alejó de su mente esas ideas que podrían paralizarlo y sólo agudizó su audición hasta el punto de ubicar ese llanto en ese viejo sarcófago llenó de telarañas, hay más parecidos a ese, pero ese sarcófago tiene inscripciones egipcias algo que los demás no y sin duda de él salen esos diversos sonidos. Miró a todas partes buscando algo con lo que defenderse, ya le quedó muy claro que las momias pueden ser muy agresivas cuando regresan a la vida, por lo qué tomó una vieja espada que algún romano abandonó aquí, tan llena de óxido que posiblemente no sirva de nada, pero le dará tiempo para detener a esa momia, listo y armado trato de abrir ese sarcófago con mucho cuidado.

Aferró sus manos con todas sus fuerza  a esa pesada piedra que está hecha para jamás dejar salir a nadie, aunque sólo la movió un poco, de la parte abierta salieron esos llantos de bebé qué inundaron toda la vieja sala de esa Villa romana.

— ¡Oh dios!— Trato de mover la pesada piedra, pero casi es imposible, solo escucha al bebé pero no puede ver quien está encerrado en ese sarcófago — Juro que te ayudaré, pero si haces algo te golpeare ¿Acabas de despertar? —

Él bebé llora con tanta intensidad que lo que lo pone aún más nervioso y desesperado por abrir ese sarcófago de una maldita vez, pero sólo vio una cosa que hizo que se alejará confundido, una delgada mano de piel blanca que se aferra a la piedra también tratando. de moverla. Quizá es un extraño caso de una momia que murió embarazada y al regresar a la vida dio a luz por eso hay un bebé llorando, pero al mirara bien esa mano, pudo ver, sobretodo, ese anillo qué él mismo le regaló a una egipcia, ese anillo que ha estado por generaciones en su familia inglesa.

— ¿Eres tú Cleopatra? —

— ¡Deja de preguntar y sacame de aquí! —

Llenó de urgencia logró mover mucho más la piedra y se quedó sin respiración, porqué los llantos que escuchaba sin eran de un bebé, sólo que de su bebé. Al momento Cameron, se quitó la chaqueta y la puso sobre ese pequeño cuerpo que llora con intensidad.

Erase Una Vez Cleopatra. (Saga Faraones de Egipto Libro 1) Where stories live. Discover now