Canela y Ortigas

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Canela y Ortiga

Eran alrededor de las dos de la tarde cuando Belén se encontraba como de costumbre en su taller de dibujo, era realmente talentosa, su madre le mandó a construir un pequeño estudio para que ella pudiera dibujar y crear a placer sin interrupciones externas pues en la casa suele haber demasiado movimiento por el negocio tan fructífero de las teteras.

-toc, toc- sonó puerta.

-adelante –dijo Belén apaciblemente pues estaba muy concentrada realizando el dibujo de lo que parecía ser un soldado medieval con una hermosa armadura plateada.

- Cada vez te superas más, realmente me fascina tu arte – dijo Glinda al entrar a la habitación.

Se veía un poco ataviada, no tenía un semblante muy saludable, su cabello era negro intenso y muy lacio, pero últimamente se ha vuelto grisáceo y desprolijo, estaba envuelta en una manta marrón y caminaba muy lentamente.

-Mira como estás tía Glinda ya hasta pareces a la abuela ja,ja,ja – respondió Belén, aunque lo dijo con sarcasmo en el fondo le dolía ver la condición en que se encontraba su tan querida tía.

-No comprenderé jamás cómo es posible que tú puedas crear semejante obra de arte, pero te es imposible hacer un poco de meditación- Le dijo Glinda a la vez que se acercaba lentamente al dibujo para poder apreciarlo mejor.

-Tía sabes que no me gusta hablar de esas cosas, siento que soy la inútil de la familia por generaciones todas las mujeres han sido capaces de hacer magia menos yo, yo solo se dibujar- contestó Belén apesadumbrada.

- ¿Qué eres una inútil? Ya quisiera yo poder dibujar algo así – Respondió con sorna tía Glinda. Belén sonrió, su tía siempre le subía los ánimos.

- ¿Cómo te sientes hoy tía? – preguntó Belén. Mientras Glinda se dirigía lentamente al dibujo para apreciarlo mejor.

-Me encantaría decirte que mucho mejor, pero no te voy a mentir querida, estoy echa una mierda- Contestó Glinda entre risas.

Belén rió junto con ella, aunque realmente no le hacía ninguna gracia. Glinda se acercó a tomar el dibujo, aquel soldado que su sobrina estaba pintando le resultaba muy fascinante, quiso verlo de mucho más cerca. Sin embargo, algo sucedió tan pronto ella agarró el bloc de dibujo. Su cuerpo se empezó a estremecer, sus ojos se blanquearon y le salían gotas muy gruesas de sangre por la nariz.

- ¡TÍA, TÍA! ¿QUÉ TE SUCEDE? ¡AUXILIO! – Gritaba Belén con desespero mientras sujetaba a su tía para que esta no cayera al suelo y se golpeara. Glinda empezó a toser muy fuerte y los gritos de Belén resonaban por toda la casa.

A los pocos segundos llegó la tía mayor, Ángela - ¡¿PERO QUE SUCEDE AQUÍ!?- Preguntó alteradamente. Pero no hizo falta ninguna explicación porque el estado de Glinda era evidente además que seguía botando borbotones de sangre por la nariz.

-Tenemos que sacarla de aquí, debemos llevarla al hospital ¿dónde está mi mamá? – Preguntaba Belén agitada intentando hacer que su tía recuperara la conciencia.

-Tú madre está atendiendo a unos empresarios en el negocio, está por concretar una venta muy buena- Respondió tía Ángela.

- ¿Una venta muy buena? Esto es más importante ¿dónde está la abuela.? – preguntaba Belén desesperada.

No hizo falta responder porque inmediatamente la abuela Sofía había entrado en el taller, traía consigo una pequeña cesta llena de plantas y especias. Tía Ángela ayudó a Belén a sostener a Glinda mientras que la abuela Sofía buscaba impaciente algo en esa cesta para poder restablecer a su hija.

-Ábranle la boca, rápido- dijo la abuela Sofía mientras partía un trocito de canela y lo enrollaba en una pequeña hoja de ortiga –Toma hija mastica y trágatelo- Sugirió la abuela Sofía.

La tía Glinda muy débil pero consciente logró masticar y engullir aquel trozo de canela con la hoja ortiga e inmediatamente el sangrado se detuvo.

-Madre cada día me convenzo más que eres más una bruja verde que una clarividente- Dijo la tía Ángela a la vez que estiraba su ropa y arreglaba su cabello después del susto que le proporcionó su hermana.

(Brujas verdes: Aquellas quienes usan las plantas, flores, tubérculos y especias para realizar magia, generalmente magia curativa, se les conoce también como hierbateras.)

-He vivido lo suficiente para aprender alguno que otro truco de nuestras hermanas brujas, pero definitivamente no soy una bruja verde, apenas conozco algunos remedios para poder sanar heridas menores- respondió la abuela Sofía.

- ¿Tía, te sientes bien? - Preguntó Belén a Glinda mientras trataba de sentarla en un mueble muy amplio de color blanco que tiene para descansar en su taller. La tía Glinda solo afirmaba con la cabeza mientras se secaba la sangre de la nariz y se intentaba sentar.

- ¿Qué sucedió aquí? - Preguntó Cassandra, la madre de Belén que recién hacia aparición en la habitación de dibujo de su hija.

-Siempre tan puntual y atenta mamá, si fuera por ti posiblemente la tía Glinda ya habría partido al otro mundo, gracias por toda tu ayuda tan oportuna- Reprochó Belén con sarcasmo y enojo.

Cassandra quien no le gustaba discutir ignoró por completo el comentario tan grosero de su hija y dirigió la mirada a su hermana Glinda quienes inmediatamente hicieron contacto visual.

- ¿Una premonición? – Se preguntó Cassandra como para sí misma, pero todas la escucharon.

De las tres hermanas ciertamente Cassandra tiene el poder más agudo, por eso ella se encarga del negocio de la familia pues casi puede leer los pensamientos de la gente lo que la hace acertar en un 100% con los negocios. Solo con cruzar miradas con su hermana supo inmediatamente que aquel evento que tuvo no fue solo uno de sus tantos síntomas de la enfermedad, sino que ella había tenido una premonición.

-Tus sentidos no se opacan con el tiempo, pareciera que cada vez te haces más fuerte querida hermana- Respondió débilmente la tía Glinda.

-Hacía mucho tiempo que no tenías premonición alguna Glinda, te exijo inmediatamente que nos digas fue lo que viste- refunfuño la tía Ángela.

-Tía Ángela por favor no seas tan rígida, la tía está muy débil creo que será necesario llevarla a un hospital- sugirió Belén.

Aunque tía Glinda se encontraba ya estable se le veía bastante débil, se mecía sobre si misma mientras estaba sentada en el mueble apoyada de Belén.

-Belén tiene razón, iré a sacar el auto debemos llevarla a un hospital, ninguna de nosotras tiene conocimiento necesario en hierbas para poder reponerla, ustedes tráiganla- señaló Cassandra a la vez que salía de la habitación a toda prisa.

-Iré por la silla de ruedas- dijo la abuela que también salió a toda prisa de la habitación.

Tía Ángela se dispuso a ayudar a su sobrina a sostener a Glinda para llevarla a la entrada de la habitación donde justamente la abuela Sofía venía llegando con la silla de ruedas.

Unos segundos más tarde Ángela salía con su hermana mientras que Belén cargaba un pequeño bolso lleno de artículos personales para su tía y algo de ropa por si decidían dejarla internada en el hospital.

- ¡Mamá quédate aquí para que atiendas el negocio, hoy a las once de la tarde llegarán unos pedidos de cerámica y debe haber alguien que los reciba! - gritó Cassandra desde el auto.

-está bien, me quedaré, pero llámenme cualquier cosa, Glinda hija eres fuerte – dijo la vieja Sofía mientras se apartaba del vehículo y se dirigía dentro de la casa.

Belén iba con su tía Glinda en el asiento de atrás, preocupada por su salud y enojada con su madre porque lo único que le importa era su negocio.

La Epifanía de Belén Wytte y los 9 Colores Mágicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora