El Día en que todo Ardió

9 6 0
                                    


El Día en que todo Ardió

Cuando Rebecca sale de la iglesia vociferó - ¡Esta noche la tribu de los Khumalo sabrán lo que es el terror y los expulsaremos de este lugar, quemaremos a sus hijos frente a esta iglesia y llevaremos a los cadáveres calcinados con eso haremos que se vayan! -

La muchedumbre empezó a aplaudir y hubo un revuelo, todos empezaron a buscar palos, machetes, picos, tridentes. La noche estaba por caer y debían apresurarse.

Puck corrió rápidamente de vuelta a los Khumalo para advertirles lo que sucedería, en su mente sabía que Belén estaba allí presa de esa gente, pero no iba a invadir ese pequeño poblado solo, temía las consecuencias que causaría en el tiempo.

- ¡WINONA! - gritó el joven llegando jadeante a la aldea.

- ¿Qué sucede? - preguntó la mujer viendo al chico llegar sin aliento.

-tienen a algunos de ustedes, piensan quemarlos ahora para luego traer los cadáveres para acá a manera de amenaza- dijo Puck Jadeante.

Winona se llevó las manos a la cara, horrorizada no comprendía como había gente tan llena de odio capaz de hacer un acto tan vil y cruel como quemar a gente inocente.

- ¡NOS VAMOS YA! - gritó y la gente de la tribu empezó a buscar sus instrumentos para partir a la pelea contra los cristianos.

Puck se percató como la versión joven de Eleonor se acercaba y él solo se dio la vuelta para que no lo viera.

-Eleonor, quédate con los otros niños, iremos a un lugar peligroso, pero pondremos fin a esto- dijo Winona.

-pero mamá quiero ir y pelear- dijo Eleonor.

-solo tienes once años, quédate y cuida de los niños- recalcó Winona.

Winona era la madre de Eleonor, Puck temía que cada vez se metía en un embrollo que no debía.

Cuando el sol empezó a ocultarse un grupo de hombres muy musculosos sacaron a Belén y a los otros niños de la iglesia, frente a esta había una especie de tarima de madera con cuatro palos atravesándola, subieron a las víctimas y contra de su voluntad las ataron a cada una en un palo con una soga. También cubrieron sus bocas con un trapo blanco para evitar según ellos que recitaran hechizos.

Debajo de esa tarima empezaron a colocar grandes cantidades de carbón y madera con los que iban a incinerar a esos tres chiquillos junto a Belén. Ella estaba desesperada y no dejaba de llorar, tenía miedo, angustia y no sabía qué hacer.

- ¡Queridos hermanos hoy nos reunimos en esta hora para ejercer juicio en nombre de nuestro Dios, no se dejen confundir por el llanto de estos herejes, son hijos del diablo y deben morir hoy aquí en la hoguera como deleite de nuestro señor! ¡Seguidamente iremos contra la tribu invasora y los haremos irse de este lugar para siempre! Gritó el sacerdote.

La multitud lo aplaudía y gritaba en apoyo, las mujeres aplaudían y colocaban sus manos en forma de plegaria. Rebecca Shipton estaba sentada en una esquina presenciando con cara de asco tal escena.

El sacerdote empezó a echar agua bendita a las victimas atadas –vas a pagar por esto- dijo Belén entre dientes porque el trapo le impedía hablar bien.

- ¿Qué dijiste bruja asquerosa? - dijo el sacerdote sin prestarle atención.

-este extraño bolso se le fue confiscado a esta consorte de satán y será quemado junto con ella, no hemos querido abrirlo porque posiblemente desate una plaga de enfermedades contra nosotros- dijo el sacerdote a la vez que la enfermera de ese rudimentario hospital le entregaba el bolso de Belén.

La Epifanía de Belén Wytte y los 9 Colores Mágicos.Where stories live. Discover now