Viaje a la Isla de Man

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Viaje a la Isla de Man

-Que nombre tan raro para una isla- decía Belén a su tía Ángela a medida que caminaban hasta la casa.

-espantoso a mi parecer, pero encontrar Hadas allí se te hará más sencillo por su pequeño tamaño y escasa población humana- dijo su tía.

-bueno tienes razón, no había pensado en ello- contestó Belén.

Al entrar a casa, Tía Glinda y la abuela Sofía estaban sentadas en la mesa del comedor, la tetera estaba allí humeante.

- ¿te empezaste a sentir mal nuevamente? - preguntó Belén a su tía.

-solo un poco, pero preferí beber algo de la poción antes de cualquier complicación, no te preocupes ¿cómo les fue? - respondió.

-bastante bien. El señor Braulio fue por demás amable, aunque la tía Ángela lo trató como a un trapo sucio- contestó.

-Belén respétame yo soy tu tía ¿cómo te atreves a mal ponerme de esa forma diciendo calumnias? - preguntó Ángela irritada.

-Ángela no disimules, todos sabemos que muy dulce no eres- añadió Glinda.

-hija mejor siéntate, te serviré el desayuno- dijo la abuela Sofía.

-No tengo hambre- contestó Ángela quien se fue a pasos agigantados hasta su habitación para luego tirar la puerta.

-bueno mi niña, siéntate yo traeré tu desayuno- dijo la abuela.

-está bien, gracias- respondió.

- ¿entonces te ayudará? - preguntó Glinda emocionada.

-si tía tenías razón, él sabe cómo elaborar los colores, pero necesito ir a un lugar muy lejano para encontrar a las Hadas, debo ir a un sitio llamado Isla de Man y encontrar un amigo suyo que, aunque no trabaje con Hadas, seguramente tiene alguna información, será difícil obtener el color rosa, pero lo haré, tú me infundes valentía-

Glinda estaba tan feliz y emocionada por las palabras de su sobrina que sus ojos se cristalizaron. Belén de un momento para otro dejó de ser una niña y ahora era una mujer responsable capaz de hacerse cargo de asuntos importantes y peligrosos.

-toma mi niña, el desayuno, iré al taller a hacer más teteras, comételo todo- dijo la abuela que dejó un plato con tostadas, avena y frutas para luego irse.

-te sugiero lleves también un impermeable, encendedores y lleva comida, no puedes siempre volver aquí durante tu viaje- dijo Glinda a Belén mientras desayunaba.

- ¿por qué no tía? - respondió con la boca llena.

-porque la magia debe usarse con precaución y cautela, debes reservar poder y emplearlo en el momento preciso- contestó su tía.

-pero la vieja Margaret Jones me dijo claramente que la magia debe usarse- añadió aun con la boca llena.

- y claro que debe usarse Belén, pero tú no eres una batería infinita, recuerda que el uso de la magia implica poder espiritual, tu canalizas la energía del universo y la transformas en magia, pero si tu como recipiente de ese poder te "dañas" no podrás hacer proezas, ahorita no sientes tanto la presión porque estas empezando pero a medida que más sepas usar tus poderes más energía demandará de ti, ahorita dibujar un retrato y transportarte a miles de kilómetros no te cuesta nada pero te empezará a consumir, por eso te recomiendo que uses el poder necesario, ya de por sí debes estar acudiendo al alquimista- sugirió su tía.

Belén solo escuchaba atentamente a su tía quien verdaderamente era muy sabia en todo el tema mágico, era cierto todo lo que tía Glinda decía, mientras más poder utilice más se consumirá ella y no puede consumir energía volviendo a casa siempre por cosas tan absurdas como buscar una manta o galletas para comer.

La Epifanía de Belén Wytte y los 9 Colores Mágicos.Where stories live. Discover now