25.「La Traición」

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─Jimin, tienes que venir. Ahora.

Taehyung sonaba realmente serio, y eso nunca era buena señal. Jimin miró a Jungkook, que descansaba plácidamente sobre su pecho y frunció el ceño.
Lo último que quería en aquellos momentos era separarse de su recién estrenado compañero.

─¿Qué pasa, Taehyung?

─La manada sabe lo de Jungkook.

El color desapareció del rostro de Jimin mientras el móvil resbalaba de entre sus dedos. Cayó sobre el colchón, la voz de Taehyung aún se escuchaba al otro lado de la línea, pero Jimin no podía contestar.

Su mente parecía haberse apagado, mientras un centenar de escenarios catastróficos iban sucediéndose en su cabeza. En todos ellos, Jungkook resultaba herido. Gruñó, no lo permitiría. Nunca. Jimin se levantó de un salto de la cama, despertando a Jungkook.

─ ¿Jimin? ¿Qué pasa?─Preguntó confundido y adormilado, frotándose un ojo con la mano en puño.

En otro momento, Jimin se habría detenido a apreciar lo jodidamente adorable que era su compañero así, con el aspecto desaliñado propio de las personas bien folladas, pero no tenía tiempo para eso.

─Jungkook, levanta. Vístete.

─Pero, ¿qué pasa?

─Solo hazlo. Voy a hablar con tu madre, deben irse.

Jimin salió de la habitación sin esperar respuesta de su compañero, sintiendo su corazón latir a mil por hora y la ansiedad creciendo en su interior. Sus manos temblaban y sus ojos ardían. ¿Cómo se habrían enterado? La rabia invadió su cuerpo, alguien le había seguido.

Se encargaría de eso en cuanto se asegurase de que Jungkook y su madre estarían a salvo. Por suerte, la mujer no se había marchado, estaba sentada tranquilamente en el sofá, leyendo un libro de páginas amarillentas que parecía bastante desgastado por el uso. Quizá se habría dignado a avergonzarse por haber reducido a su hijo a un manojo de gemidos con ella aún en la casa si el nudo en su estómago no hubiera crecido, ella también estaba en peligro.

La mujer era sorprendentemente parecida a Jungkook, con el cabello negro como la noche cayendo suelto sobre su delgado hombro, los pómulos levantados y las mejillas algo rellenas, haciéndola ver más joven de lo que era. Sus pestañas eran largas y sus ojos menudos y delcolor del café recién tostado. En una ocasión, Jungkook le dijo que se llamaba Yerin.
La mujer alzó la vista del libro en cuanto escuchó los apresurados pasos de Jimin bajar las escalera. Cuando vio el rostro descompuesto en preocupación del chico, supo que algo iba mal.

─Señora Jeon, tiene que llevarse a Jungkook lejos de aquí. ─Anunció Jimin apresuradamente, nada más puso un pie en el salón.

La mujer se levantó automáticamente del asiento y le miró con el ceño fruncido.

─¿Qué ha pasado?

─Mi manada ha descubierto que mi compañero es un humano. Tiene huir con Jungkook lo más lejos posible. Tomen lo imprescindible y váyanse cuanto antes.

─Se acababan de enlazar, eso los destrozará.

─Necesito ponerlo a salvo.

Yerin asintió ante el afligido tono de Jimin. Sin decir nada más, salió del salón dispuesta ahacer las maletas. Jimin también se puso en marcha, corrió hasta su moto y arrancó, sintiendo una gran bola de plomo instaurándose en su pecho.

Se estaba separando de Jungkook, y dolía, dolía como si le estuvieran arrancando una extremidad de cuajo. Se obligó a retener las lágrimas, no era momento de llorar.

Alpha's Owner «JIKOOK»Where stories live. Discover now