Día 7: Cambio de roles

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Daba muchas vueltas alrededor de su habitación, sentía que en cualquier momento dejaba un agujero en el suelo formando un círculo por tanto moverse. Se pasaba las manos por el cabello con desesperación, revolviéndolo, desordenándolo con un dije de irritabilidad. Pausó sus pasos, cerró los ojos, y tiró su cuerpo hacia atrás, cayendo en la cama con un pequeño rebote sobre el colchón. Sus ojos permanecían cerrados recordando una tierna cara sonriéndole, una dulce cara erótica cuando lo toca, lo recorre con sus dedos, sus gemidos se vuelven música para sus oídos, como lo amaba en todas sus facetas.

Entonces ¿cuál era el problema? No eran sus sentimientos, sino su tonto orgullo que no quiere dejar de lado para aceptar que igual lo quiere sentir, que siente mucha curiosidad por experimentar esa sensación.

Nuevamente el rostro de su novio aparecía en su cabeza con una inocente petición.

Como despedida, déjame estar arriba tuyo Kageyama-kun, aunque sea una vez

La palabra "despedida" lo atormentaba en silencio, le daba una sensación de tristeza y al mismo tiempo se llenaba de orgullo al ver como despega sus alas, y por fin vuela.

Cuando empezó a salir con Hinata no apresuró las cosas, dejó que avanzaran en un flujo normal disfrutando de pequeñas cosas, las caricias tímidas, los abrazos cariñosos, los besos tiernos, no pasaban más allá. No podía resistirse a su malditamente tierna y linda cara, aumentando los deseos por comérselo lentamente, aunque se le entumecieran los labios, no quería parar, podía seguir días y noches besándolo, disfrutando de su piel, apreciando el íntimo contacto, esa misma tarde los sentimientos se desbordaron, y toda la timidez fue remplazada por caricias ardientes, labios fogosos, recorridos de piel indecorosos, los primeros gemidos se liberaban como pequeños susurros ahogándose al juntar ambas bocas, se escapaban los jadeos en el oído del contrario con peticiones confidenciales solo para los dos, ya no se llamaban por sus apellidos, sus nombres sonaban aun más excitante y dieron el siguiente paso.

No eran encuentros frecuentes, su prioridad seguía siendo el vóleibol, su tiempo libre abarcaba en entrenar y darse besos a escondidas. Eran dos adolescentes disfrutando su primer amor, hasta que Hinata empezó a quedarse más seguido en casa de Kageyama, y las cosas se iban descontrolando cada noche.

Fue un mutuo acuerdo en silencio a la hora de intimar, la mayoría del tiempo era Tobio quien no resistía y se lanzaba sobre su novio, aunque no era toda su culpa, Shōyō igual lo provocaba con miradas lascivas junto a movimientos insinuadores.

Pero ahora era distinto, estaban los dos acostados en la cama de Hinata, la luz de la luna clara e intensa atravesaba la blanca cortina, la ventana daba paso a la brisa primaveral, las cigarras cantaban en compas con los grillos, realmente su hogar era calma. Se miraban fijamente, grabando pequeños detalles que solo se asomaban en estos momentos, Kageyama paseaba su pulgar por el puente de su pequeña nariz recorriendo unas diminutas pecas producto del sol, acariciaba sus suaves mejillas apretándolas un poco, jugueteaba con el cabello que le caía sobre la frente perdiéndose en sus ojos, como si caminara sobre pudín.

Pequeñas sonrisas le dedicaba a Tobio al ver como arrugaba su nariz por el frío contacto de su mano, delineando su mandíbula, acariciando sus labios, acomodando la corta chasquilla —cortesía de Miwa— dejando pequeñas caricias sobre la piel expuesta. 

Sus respiraciones acompasadas se mezclaban en silencio, sus piernas estaban enredadas bajos la sábanas, estaban totalmente expuestos sus cuerpos para el otro, erizándose bajo tenues caricias, la tranquilidad era su compañía y Hinata sintió que era el mejor momento para conversar.

— Oye... — soltó en un murmuro — sé que evitas el tema, pero debemos hablar

— ¿Tiene que ser ahora? — enterró su cabeza en el hueco al lado de su cuello — podríamos verlo en la mañana

Kinktober ☆ [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora