Día 19: Sobre Estimulación

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La vida de Kageyama dio un vuelco de 180º después de conocer al más bajo, comenzando a mejorar a grandes pasos. Ya no estaba amargado en su oficina, sentía que timbrar papeles y firmar permisos no era algo agobiante. Encontraba que su enorme ventanal permitía aun más la entrada del sol,  era casi habitual verlo con una mueca parecida a una sonrisa, porque sus compañeros de trabajo sabía a quién realmente se las mostraba.

Tener a Hinata como secretario fue una de las decisiones más locas y buenas de su vida, sin lograr caer en cuenta aún, como de un salida improvisada, y siendo arrastrado por Oikawa a un bar cabaret, terminaría contratando como su mano derecha a uno de los bailarines más codiciados.

Le sorprendía la capacidad que tiene para entablar relaciones con otras personas, aumentando los contactos, el manejar otros idiomas, escuchándolo cantar en portugués, y hablar a otros gerentes internacionales en inglés, Kageyama se sentía más que complacido por tenerlo allí con él.

Y enamorado.

Llevaban meses saliendo, meses en una relación totalmente nueva y adictiva, se complementaban de manera única, para Kageyama no existía comparación con su relación anterior, solo mirando a Hinata a los ojos se dio cuenta que estaba enamorado.

¿Pero él?

A veces se lo cuestionaba, no quería dudar de él, ni mencionar su pasado, pero le preocupaba si alguna vez el más bajo extrañaría su libertad y seguir en aquel bar.

— Estás pensando en ello de nuevo — se sentó sobre el escritorio —. Te conozco, Kags

— No sé de qué hablas — miró hacia el ventanal —, y no te sientes allí, idiota

— ¿Entonces, por qué me esquivas? — lo tomó de la corbata acercando su rostro — Estás dudando de mi otra vez

— No dudo de ti Hinata, es solo qué...

— Kageyama, escúchame — juntó sus rostros sin soltarlo de la prenda —, lo mejor fue dejar todo eso atrás. Ya te dije que no me estaba sintiendo cómodo en el último tiempo y... — se relamió los labios y procedió — Me gustas mucho. Soy feliz de hacer todo lo que he aprendido y más contigo, por ti y para ti

— Si me das un beso, no volveré a pensar en ello

— ¿Sólo uno? — rozó sus labios con la boca del más alto — Parece que con eso es suficiente

— Siempre me provocas — tomó el labio de un mordisco —, no me distraigas o te saldrá caro

— Eso suena como una amenaza — besó su mandíbula pellizcando con los dientes la piel —. ¿Y si no quiero detenerme?

— Te castigaré cuando lleguemos a casa

La sesión de besos fogosos fueron interrumpidos al escuchar el golpeteo en la puerta, acomodándose la ropa de mejor manera, Hinata se dirigió de vuelta a su oficina sin antes ofrecerle a su novio una sonrisa coqueta y un guiño, desapareciendo de su campo de visión.

Carraspeó como pudo un "adelante" y de dispuso a concentrarse en lo que hablaba la persona frente a él sobre unas facturas y expedientes, dejando en segundo plano —o al menos intentándolo— el bulto formado en sus pantalones después de sentir la piel del más bajo.

Sin dar tregua durante el día, a Hinata le encantaba la idea de ser amenazado de esa forma por el pelinegro, sobre todo si terminarían en resultados sexuales.

Kageyama trataba de controlar sus impulsos, pero teniendo al chico paseándose por su oficina con papeles, acercándose de forma sugerente y contorneando sus caderas cada vez que caminaba, se le hacía más difícil. 

Kinktober ☆ [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora