Día 21: Espejos

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Estar al lado de Tobio Kageyama, lo hacía feliz inmensamente. Saber que sus sentimientos son correspondidos, manteniendo una larga relación, incluso superando los problemas a causa de la distancia, todo parecía maravilloso.

Sin embargo, dentro del corazón de Shōyō Hinata, había algo turbio, un espacio de él estaba obscuro y dolía. Por más que hiciera vista gorda, continuaba aquello sin intenciones de irse pronto. Piensa que a esas alturas debería estar más que acostumbrado, en su primer año de preparatoria tuvo que lidiar con esa sensación durante todo ese tiempo, hasta que la gente lo comenzó a ver por separado. Sin embargo, eso era dentro de la cancha, en el mundo del vóleibol, lugar en cual se abrió paso por su mero esfuerzo, y se ganó su propio lugar. En el caso actual, es algo que más allá en la vida real.

Vivir bajo su sombra, en el área del atractivo físico era algo completamente distinto. Hinata siempre fue consciente, que su compañero era más guapo que él. Cuando aún eran unos adolescentes, a pesar de su cara estoica y enojada, recibía múltiples confesiones, las cartas de amor se abarrotaban en su casillero para san Valentín.

No fue hasta tercer año, cuando comenzó a adquirir popularidad; su cuerpo había crecido medianamente, no era un chico escuálido como al inicio, su cabello estaba más largo, y por fin adquirió unos centímetros de estatura. No obstante, a comparación de Kageyama quien era mucho más alto, su cabello estaba recortado en su frente —cortesía de Miwa, utilizándolo como experimento de aprendizaje—, su cuerpo era más grande que el de él, entendía que las miradas inevitablemente llegaran al azabache.

Quizás a esa edad, no le había tomado tanto peso. Los celos se esfumaban cuando sus labios se encontraban, mas ahora de adultos las cosas cambiaban totalmente, y sus inseguridades se agrandaban a medida que su autoestima decaía.

¿En qué momento me volví consciente de ello?

Dos años lejos, dos años separados; su regreso fue bien recibido, un equipo lo adoptó, empezó siendo desconocido ante el mundo de la V-League, y gracias a su debut empezó a darse a conocer, abriéndose paso en la prensa, los fans, volvía a adquirir popularidad.

Sin embargo, volvía a sentirse opacado por su rival, mucho más alto, fornido; su nuevo estilo de cabello ayudaba a resaltar aun más sus ojos azules, su sonrisa era más suave, su rostro era de un hombre adulto, los vitoreos por su físico seguían siendo mayor.

Cada mañana al despertar, sentía el lado de la cama vacío, al principio lo buscaba a tientas por las tapas, abriendo los ojos de forma perezosa, viendo borroso, aún notando su silueta mirándose en un espejo. Cuando por fin lograba enfocar bien la visión, Hinata se volteaba con una sonrisa torcida, ofreciéndose a preparar el desayuno.

Al notar que era frecuente esa actitud, al momento de reaccionar en las mañanas, su vista se dirigía de inmediato hacia el cuerpo del más bajo, notando por el reflejo sus ojos perdidos, con un dije de frustración y tristeza. Observaba como sus pupilas recorrían su cuerpo frente al espejo, llevando sus manos hacia distintas áreas, tocando apenas, liberando suspiros afligidos.

La mirada de Hinata siempre estaba hacia abajo cuando alguien se acercaba hacia ellos, felicitándolos, y alabándolos por sus físicos en las sesiones de preguntas y entrevistas, por estar en el equipo nacional. Lo veía de re ojos, como el contrario levantaba la cabeza dando sonrisas forzadas.

Kageyama se comenzó a preocupar. No le agradaba que su novio estuviese con ese ánimo, realmente quería entenderlo, pero cada vez que le preguntaba a Hinata si le ocurría algo, se limitaba a contestar con un "nada". Sin más remedio, decidió empeñar las habilidades de observación adquiridas gracias a jugar como armador, y cada día empezó a estar atento hasta en las mínimas acciones que realizaba el mayor, hasta lograr descubrir que pasaba con él.

Kinktober ☆ [KageHina]Where stories live. Discover now