Capítulo 2

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Lovelace Potens llevaba dos semanas siendo madre, ella se sentía feliz y cansada no creía que un niño podría moverse tanto además la primera semana le había costado descifrar que significaban cada llanto, para su fortuna ya lo tenía todo descifrado y el pequeño Andrew era bastante tranquilo e inteligente, en su opinión, pues creía que el niño comenzaba a entender las palabras que ella empleaba, se sentía feliz por eso y pensó en fomentar a que el niño aprendiera más palabras con cuentos para dormir de igual forma Lovelace pensaba en contratar una niñera no podía usar más días de las vacaciones que pidió.

- Bueno Andrew he pensado que sería bueno que conozcas a tu abuelo, de todas maneras él siempre se suele enterar de las novedades.

- Abu.

- Si, abuelo. Es bueno que ya empieces a intentar hablar, ¿capaz deba hablar más contigo? Si seguro eso ayudara.

Lovelace estaba pensando en cómo sería el futuro de su hijo se preguntaba si el niño debería saber de la empresa a temprana edad, al final decidió que el haría todo lo que hace un niño pero también debería inculcarlo en la empresa pero esas eran cosas por las que no se debería de preocupar cuando el niño apenas tenía un poco más de un año de edad.

Luego de terminar de divagar en sus pensamientos acomodo las cosas de Andrew y también prepararlo a él respectivamente para que se vea presentable para la reunión que tenía con Cleofás Potens, padre de Lovelace. La mujer paso su tiempo probándole a su hijo varios conjuntos de ropa a medida que se acercaba la hora del encuentro, cuando solo quedaban 30 minutos se decidió por el último conjunto que era simplemente unos pantalones sueltos rayados con una remera con estampado de lentes y unos tiernos botines.

Con su hijo listo y ella vestida para la ocasión se dispuso a partir a la dirección de la casa de su padre, la casa era bastante clásica con un portón marrón y las paredes de la entrada de la casa blancas, contaba con una cochera y bastantes ventanales. A penas la mujer estaciono enfrente de la casa vio que su padre la estaba viendo por una de las ventanas y salía con el control para abrirle el portón.

- Mi niña hasta que por fin te dignas a visitar a tu padre, pensé que tendría que hacerme más viejo para que vinieras.

- Padre no exageres cuando apenas hace unas cuatro semanas te he visitado.

- Pero es que tu no comprendes, dijiste que me ibas a contar algo muy importante y bueno dime ¿Qué es?

- Bueno espérame un rato tengo que salir del auto para que lo veas conmigo.

La mujer se acomodó para agarrar a Andrew que estaba en un asiento para bebes, cuando sintió que lo tenía bien posicionado abrió la puerta del carro y vio a su padre.

- Bien padre te presento a Andrew Potens, tu nieto.

- Bueno esto sí que es una noticia, no sabía que ibas a adoptar a un niño tan rápido pero me alegro por ti y también me alegro por tener un nieto sin mencionar que se parece bastante a nuestra familia.

- Gracias padre, pensé que sería más difícil darte esta noticia.

- Ay niña no se para que te complicas la vida con esos pensamientos, tú ya estas grande para tomar tus propias decisiones yo solo te apoyare en ellas y estoy viejo como para armar pleitos donde no deberían haber. Además este niño ya es de la familia y lo aceptare como tu primogénito aunque no sea de sangre.

- Te agradezco en serio padre por cierto podemos proceder a hablar en la sala me estoy cansando de estar parada enfrente de la casa.

- Oh si claro, lo había olvidado y bien ¿Cuánto tiene Andrew?

- Tiene casi dos años, no me dijeron cuando es su cumpleaños exactamente solo que nació en julio, su antigua familia no lo quería cuidar y tampoco me dijeron cuando nació así que puse que fue el 12 de julio; simplemente me pareció una fecha ideal.

- Simplemente perfecto.

Y así se la pasaron en la tarde conversando sobre como su familia creció y lo que le deparaba al pequeño Andrew el cual nunca más sería visto como el niño del canasto. El anciano en especial estaba sumamente feliz el no esperaba tener un nieto, ya había aceptado que las cosas no siempre son lo que uno desea pero el destino tuvo sus sorpresas trayéndole a un nieto al cual podría consentir y hablarle sobre lo fascinante que son los negocios pero para eso debía esperar un poco más con suerte el niño le preguntaría que son los cálculos que él hace y así podría iniciar la conversación, al mirar a bajo se volvió a recordar que para que pasara ese momento aun debía de esperar como mínimo cuatro años; cuatro largos y divertidos años en donde vería a Andrew crecer.

El inicio de una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora