Encrucijada

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"La vida no está hecha para las personas inocentes, pues cuando se quieren dar cuenta del ataque que van a recibir, ya tienen el puñal sobre su espalda y no pueden hacer nada por evitarlo" —Nikola

Pecados capitales II

—¡No! Juro no guarde nada, quizás si tuve que hacerlo para prevenir cualquier cosa, pero no— un suspiro corto salió de el — tuve ese informe en mi casa, pero cuando mi esposa murió, decidí que no valía la pena tenerlo, en parte era un recordatorio del mal que había hecho, ensucie mi nombre y mi conciencia, ese dinero no sirvió de nada realmente, mi esposa murió de todas formas, así que lo destruí.


—¡¿Por qué no lo devolvió o hizo algo para arreglar todo esto?!— volví a estar furibunda, manoteando y caminado por el lugar.


— Lo quise hacer, lo juró, pero no había manera sin que supieran del trato con tu madre, arruinaría mi carrera, asuntos internos harían que me despidieran sin recibir pensión y quitándome todos mis méritos, no podía hacerle eso a mis hijos, no después de perder a su madre, quizás no lo entiendas y no te pido que lo hagas, pero si te pido que me disculpéis, sé que cometí un gran error y vivo con ello en la conciencia atormentándome, sé que las cosas pudieron ser diferentes, pero en ese momento estaba muy desesperado y...


— ¡Basta! — dije alto, el hombre calló, y bajo la vista, tenía tantos sentimientos tan contradictorios, sentía pena por él, sabía que era perder a alguien que amabas, pero tenía indignación, rabia, dolor y resentimiento— no me dé más explicaciones— le pedí, me levanté del asiento que había tomado y me gire lejos de él y utilice ese momento para poder calmarme y tomar respiraciones profundas.
Después de sentir que estaba estabilizada me gire nuevamente, pero está vez dirigiéndome a mis amigos.


— Creo que ya es todo, el no dirá nada más — susurré, ellos desviaron un poco la mirada hacia el hombre sentado con la mirada escondida.


— Si, opino lo mismo, además no nos conviene que le pase nada al viejo, parece como si quisiera darle algo— como si estuviésemos en perfecta sincronía, los cuatro nos volteamos a ver al sujeto.
Poco después, el círculo improvisado de privacidad que mis amigos y yo hicimos fue disuelto.
Un toque en la puerta nos sobresaltó, después una voz proveniente del otro lado se escuchó.


— ¿Hola?, Señor Michael ¿Está allí? — era la voz de un hombre, quizás joven, después la perilla de la puerta comenzó a moverse.


Hice un gesto al hombre para que contestará mientras mi amigo abría la puerta.


— Sí, aquí estoy— su voz sonó natural y me sorprendió lo rápido que parecía recomponerse, la puerta se abrió y Marcos le dio paso a un hombre de máximo treinta años, caucásico, lleno de tatuajes y un corte punk con uniforme verde menta.


— Hola— saludó, con algo de timidez— señor Conrado sabe que no deben encerrarse— lo regaño, pero nos miró a todos.


— Lo siento, es que queríamos algo de privacidad, el jardín pues está muy frío para el tío Michael, no queremos que se nos enferme, y pues este lugar nos pareció adecuado para la privacidad, teníamos tanto que no lo veíamos que queríamos hablar mucho con él y ponernos al día —dije con una sonrisa, el ex detective no era el único que podía fingir.


— Muy bien, pero es hora de la terapia del señor Conrado — su sonrisa era tranquila pero firme.


— Por supuesto— comento Angela, levantándose de la butaca de madera, luego Luchy y Marcos le siguieron.

Broken [SAGA CONSEQUENCES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora