Capítulo 4 "Sorpresas"

37 23 28
                                    

Bosque de las cercanías de Moon Falls, Massachusetts.

La incomprensión a veces juega una mala pasada, pero nunca he sido tan víctima de ella como lo soy ahora.

Sigo sin descifrar lo que pasa a mi alrededor. Por un lado hallo a los mercenarios forcejeando para que la vegetación los deje respirar, por el otro una linterna humana y exactamente en el medio, Alex y yo como si fuéramos un motín de guerra.

Las armas que se desprendieron de los soldados se encontraban tirados en la húmeda tierra. Muchas de ellas están inutilizables por la fuerza que ejerció la vegetación. Las cuento, hay siete fusiles y cinco pistolas, lo que quiere decir que dos aún disponen de una, pero me cuesta distinguir quiénes debido a que no puedo ver los cinturones de cada uno.

—Hola, Ava. ¿Cómo te va? —saluda el recién llegado con una sonrisa falsa e irónica en su rostro.

«¿Se conocen?»

—Todo muy bien hasta que llegaste tú, “maldito druida” —responde la pelirroja con una mueca de mal gusto mientras trata de separar las lianas de su garganta.

«¿Maldito druida?»

De pronto se escucha un gran estallido.

Uno de los uniformados, logró llegar a su pistola y fugazmente disparó hacia nosotros.

Instintivamente suelto el libro, le doy la espalda a los mercenarios y rodeo a Alex con mis brazos para servirle de escudo. Ella es lo único que importa. Así que cierro los ojos esperando el impacto de la bala contra mi piel.

Se oye un estruendo cercano y varios crujidos más atrás. La bala ya debería haberme herido. Pero no lo hizo. Me doy la vuelta y un escalofrío llena mi cuerpo.

Una raíz me había salvado. No sé de dónde apareció, pero allí estaba. Sujetando una gruesa roca llena de grietas debido al choque del proyectil.

«Esto justifica el primer sonido. ¿Y los otros?» argumento para mis adentros mientras adopto una posición erguida.

Seguido a mi pensamiento alzo mi vista y me percato que provinieron de los cuellos de todos los soldados enmascarados, los cuales, a mi entender, fueron rotos por los verdes apéndices.

Alex grita asustada al notar los cadáveres de los hombres recién asesinados tirados en el suelo.

—¿Qué te pasa? ¿Ellos son personas también? —vocifero al nerd de mirada entrecerrada, aguda e inquietante.

La mujer extrañamente salió ilesa y la pistola con la que me dispararon cae junto con las demás armas de fuego.

—No tengan miedo, sólo le enseño a mi amiga lo que puedo hacer si trata de tocar a alguno de ustedes

—¿Qué? —abro los ojos de par en par.

Mis manos comienzan a sudar a borbotones. Tanto Alex como yo nos quedamos atónitos. El nerviosismo se va disipando poco a poco y un sentimiento de alivio inunda mi cuerpo, aunque todavía me preocupan las intenciones de él.

«¿Nos está protegiendo?»

Estoy obligado a mirarlo a la cara para ver si miente porque simplemente no me lo creo.

"Destino" © [En Proceso]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora