Capítulo 18: Quizás conozcas su pasado

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18-Quizás conozcas su pasado

**Renji**

Apenas puedo parpadear ante lo que tengo delante. Mis manos se mueven solas mientras tiro de mi ropa con furia, gruñendo como un animal sin perder de vista mi objeto de deseo. Los hombres que hay a mi alrededor... ¡tsk! me la sudan. Están en medio. Estorban.

-Oye tú ¿Qué demonios te crees...? - le doy un puñetazo en la boca al primero que se me cruza por delante y alzo el puño de modo desafiante mirando en especial a mi estúpido "suegro" que tiene los ojos abiertos de par en par. Otros dos tipejos intentan agarrarme, pero me giro para darle un puñetazo en el estómago que le deja sin aire y a otro le doy una patada en los huevos haciéndole gritar desesperado. El resto parece acojonarse por mis gritos salvajes y mis gruñidos con cada golpe que doy, a medida que se van acercando para intentar hacerme frente, lo cual es imposible. Soy mucho más ágil y fuerte que ellos. Me siento como un animal que hubiera salido de su jaula y necesito reventar a todo lo que me impide llegar hasta él.

-Largaos todos de aquí, no tenéis lo que hay que tener para domar a alguien así- mi voz suena mucho más ronca y morbosa que nunca, tanto que Byakuya me mira de reojo entre sorprendido y aún avergonzado por la situación en la que se encuentra, lo que me hace gruñir a medida que me acerco a él y le agarro por la barbilla para que me mire.

-He despertado al fin, Byakuya. Voy a dejarme llevar por mi instinto- le veo parpadear atónito cuando me oye decir eso y vuelvo a incorporarme para mirar de forma chulesca a todos mientras me posiciono tras el cuerpo de Byakuya, hincando mis rodillas en el suelo y agarrando sus caderas haciéndole gemir bajo el bocado que lleva en la boca. Chasqueo la lengua entre los dientes al ver ese repugnante consolador que le sale del agujero con el penacho y tiro de ello haciendo gemir al propio Byakuya y a los presentes. Dioses...su agujero se contrae y expande con cada una de sus inspiraciones...tan oscuro y morboso...

-¡¡Detenedle!! ¡¡va a profanar a nuestro corcel!!-

- ¿Vuestro corcel? - sonrío torcido hacia el idiota que ha dicho eso, al cual me acerco para darle tal golpe en la cara que le parte la nariz y veo que el resto empiezan a retroceder e incluso a salir de la sala para no involucrarse más. –Este hombre, Kuchiki Byakuya, solo necesita un domador...y ese privilegio ¿sabéis quien lo tiene? – algunos tragan saliva por mi desafiante mirada y más cuando vuelvo hacia Byakuya y le agarro bien la cadera de para penetrarle de golpe. - ¡YO! -

El gemido de Byakuya es tan potente y ronco que termina expulsando el bocado de la boca junto a su saliva que salpica el suelo y sigue jadeando con cada embestida dura que le doy mientras nuestros cuerpos danzan en un baile frenético y sensual en medio de la sala que hace que el resto de hombres vayan largándose.

-Estás loco, muchacho...eres como un demonio pelirrojo, no vuelvas a acercarte a Shuuhei o te mataré-

-Ah...ah...lárgate puto viejo...me estás interrumpiendo...- Jin'emon se larga con una expresión de desconcierto en su rostro y en cuanto Byakuya y yo nos quedamos a solas, me echo más sobre su espalda sin detener el ritmo alocado de mi cadera que parece tener vida propia mientras le meto y saco mi polla sin parar.

-Ah! ¡Ah! Ren...ah! Renji...ah! ¡ah! – aspiro el aroma de su cabello y muerdo su nuca haciéndole gritar mientras sigo follándomele como si no hubiera un mañana. Ah dios...es tan estrecho...tan delicioso y está tan caliente...mm...sí...esto es placer... ¡auténtico placer!!

**Byakuya**

No entiendo en que extraño trance ha entrado Renji, pero en cuanto ha entrado y he visto como su mirada cambiaba, sabía que sucedía algo raro. Este arrebato oscuro no se compara a los que ha tenido antes, este es...el culmen de su instinto. Lo ha desatado por completo, jamás pensé que me penetraría tan de golpe y me follaría rudo como un animal en el suelo. Dioses, pese a que me han follando innumerables veces así, esta vez es distinta. Es Renji...el hombre al que le he dejado cruzar la línea, al único que permito que me trate como si fuera un animal de monta, al que no me importa gemirle para que me oiga y se vanaglorie de su dominación...a fin de cuentas él...es el único que ha venido a salvarme....

"Doncel contra Corcel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora