ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕔𝕦𝕒𝕥𝕣𝕠.

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— Tal vez no llegue a tu altura, ni tenga tu edad pero puedo llevarte al cielo en 5 minutos. — Coqueteó pegando su cuerpo al del piel oscura, sus dedos caminaron de forma juguetona en su pecho hasta su rostro y darle una caricia.

— Tendré que decir no,
Quita tus manos, yo. — Con su propia mano tomo la del menor en edad y altura para quitarla de su rostro. Lo que no espero es que el jinchuriki viera esa acción como una oportunidad única. Comenzó lamiendo sus dedos sin mirarlo, pero en cuanto los engurllo en su boca húmeda lo miro directo a los ojos mientras chupaba uno por uno, despacio, sin prisas. El rubio podía notar expresión que tenía el mayor, era una de placer absoluto, bingo, logro excitarlo, y un hombre excitado deja de pensar con claridad.

Bueno, no podía decir que Bee era difícil de conquistar. De hecho fue bastante fácil, un par de miradas y toques sugerentes hicieron que aceptará lo que al principio se negaba. Cerraron la puerta de la habitación del albino, y asunto arreglado.

También descubrió que nunca dejaba las rimas, ni para tener sexo. Aunque, admitía que le gustaban sus piropos en forma de rap. Parecían poemas que buscaban halagar todo lo que estaba mal de lo que estaba haciendo. Le gustaba, se sentía especial, un poco querido. Si volvía a hacer el amor con Sasuke, le pediría que cumpla la fantasía que descubrió que tenía: poemas mientras se unen en un solo ser en cuerpo y alma.

Pese a ello, tampoco podía decir que ese mastodonte era bueno en el sexo. Era muy malo, llegó a pensar que era virgen.

— Te ves perfecto justo ahí,
con mi ropa interior puesta frente a mí. — Naruto, efectivamente, consiguió la ropa interior de su futuro maestro para seducirlo más. Sabía que la mayoría de los hombres tenían un fetiche con ver a su pareja sexual o románica con su ropa puesta (incluso él). Esa era su única prenda puesta, sin dejar mucho a la imaginación, ya que el boxer de color blanco se transparentaba un poco y dejaba notar mucho más su pene semi-erecto.

— Nee, ya lo sé-ttebayo. — Tomo con cuidado las manos de piel oscura para apoyarlas en su retaguardia sin pudor alguno, y sin despegar sus ojos de aquella intensa mirada que se daban. Ya muchos habían tocado su cuerpo, la vergüenza ya no existía cuando realizaba este acto, solo existía placer y dolor. — ¿Qué esperas? Puedes tocar todo lo que quieras, apuesto que me encantará dattebayo.

-Mis manos te tocarán
al ver tus viejos jeans que en el suelo están, oh yeah. -El rubio mayor tardo poco y nada en empezar a estrujar el trasero del menor y disfrutar como este se estremecía y gemía en su oído.

Naruto fingía sus gemidos y que eso causaba una tremenda excitación en él. Obviamente no le daba placer que usen su culo como masa de Play-Doh, pero sabía que todos tenían esa fantasía incluso con los senos. No entendía bien el porque, pero hasta las chicas adoraban jugar, nalguear y besar su redondo trasero.  Admitía que tenía un buen culo, pero apretarlo y estirarlo no le daba placer, tal vez hacía el ambiente más caliente, pero tampoco tanto.

Pronto el recién nombrado empezó a empujarlo hacia la única cama de plaza y media del lugar, no era enorme pero serviría para un buen misionero si sabían acomodarse. Entre besos bruscos se fueron recostando quedando Naruto arriba para poder dirigir con mayor facilidad la situación. Desabrochaba con rapidez el único botón del chaleco del de lentes oscuros para próximamente invitarlo a qué levanté un poco la espalda y quitárselo, por suerte entendió su intención. Eso sí, el cuarentón no se quedaba atrás, tocaba con deleite los pectorales y abdominales del otro rubio.

— ¿Me vas a enseñar a usar el jinchuriki, Bee-Sama~? Ngh. — Intento sonreír de forma seductora, las cosas no fueron de acuerdo a su plan, por ende, tenía más bien una nueva en su cara que una sonrisa. Todo a causa de que el contrario había apretado sus pezones un poco más fuerte de lo que debería.

⚤︎♡︎ℙ𝕦𝕥𝕒♥︎⚣︎[Terminada]Where stories live. Discover now