Capítulo 1. Otra noche de acción

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Londres, Inglaterra

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Londres, Inglaterra...

Narrado por Chloé Black

Me desperté esta mañana con un fuerte dolor de cabeza, otra noche donde el alcohol hizo estragos en mí. Terminé mi fin de semana teniendo sexo con una chica muy hermosa que conocí en el club Half Moon. Realmente tenía una vida sexual muy activa, sin embargo, me negaba rotundamente a tener citas románticas o cualquier relación sentimental con cualquiera de esas hermosas acompañantes; simplifica la vida.

Abro la ducha y dejo caer el agua caliente sobre mi cuerpo, agotado de los excesos que experimentaba cada fin de semana. Los recuerdos llegan a mi mente de aquella época donde deseaba todos los días escapar muy lejos y comenzar una nueva vida, lejos de todo lo que había conocido. Que dejara de existir aquella frágil e inocente Chloé, esa niña que sufría en silencio. Mis sueños se volvieron realidad cuando me mudé a Londres al cumplir los veinte años de edad. Comencé una nueva vida donde soy la dueña absoluta de mi destino. Han pasado tres años y he construido una poderosa empresa llamada Black Corporation. Me convertí en la directora ejecutiva más influyente en Londres y la más joven de Inglaterra. Este día tenía una importante reunión con un inversionista, el señor Richard Van Ewen. Estaba muy interesado en invertir en nuestro nuevo proyecto, una línea de hospitales con tecnología de vanguardia.

El señor Richard Van Ewen es un caballero con refinados modales, conocido en el mundo empresarial por sus éxitos en cada inversión que ha realizado. Aunque sus métodos para investigar a las personas no eran de mi total agrado. Este señor es nuestra mayor oferta, por lo cual, tendré que tolerar sus métodos hasta que firme el contrato.

Salí de la ducha y me puse la ropa para hacer ejercicios antes de irme a la oficina. Me dirijo a la cocina sentándome en la barra mientras observo a Nora terminar de preparar el desayuno. Nora es mi ama de llaves, una mujer mayor muy encantadora que contraté cuando me mudé a esta ciudad. Desde entonces es lo más parecido a una familia que he tenido.

—Buenos días, Nora. ¿Podrías servirme el desayuno aquí? No me apetece ir a la mesa.

—Buenos días, mi niña. Te ves terrible esta mañana. Te daré dos analgésicos con el jugo de naranja para que te sientas mejor.

—Gracias, Nora, solo tú sabes como cuidarme.

—¿Quieres que le pida a Oliver que te lleve al gimnasio?

—No. No hace falta, haré ejercicios en mi cuarto de entrenamiento.

Luego de comer fui al cuarto de entrenamiento y me coloqué mis guantes golpeando el saco de boxeo. Mis recuerdos seguían atormentándome, hoy será un mal día. Sigo golpeando el saco muy fuerte cada vez más y más, siento mis nudillos quejarse y los músculos de mis brazos tensarse. En mi iPad se dejaba escuchar la canción On my way, de Alan Walker y Sabrina Carpenter. Pero mi mente estaba perdida en el pasado, mientras daba cada golpe y el sudor caía deslizándose por mi abdomen y mi espalda.

Todo lo que escondes.Where stories live. Discover now