Capítulo 3. Aléjala de mí, Sam

382 41 31
                                    

Narrado por Chloé

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narrado por Chloé

—Buenos días, Jessica —saludé entrando a mi oficina con un café en la mano.

—Buenos días, señorita Black. Llamó la secretaria de la señorita Lexington, dijo que ya tenía preparado el documento para su revisión, que por favor le avisara cuándo podrían reunirse.

—Qué rápida es la señorita Lexington. Muy bien, puedes devolverle la llamada y diles que podemos reunirnos dentro de una hora si está disponible —Jessica hizo lo que le ordené y en pocos minutos tuve una respuesta.

—La señorita Lexington aceptó reunirse con usted dentro de una hora.

—Perfecto, Jessica. No llames a Sam, tendré esta reunión sin ella. Por favor, ordena dos desayunos franceses, que lo sirvan cuando llegue la abogada Lexington.

Una hora más tarde...

Melissa había llegado a nuestra reunión, la hice pasar directamente a mi oficina. Cuando la vi entrar mi corazón dio un salto de alegría, estaba emocionado por su presencia, como si él tuviera una vida independiente a la mía y su voluntad fuera enloquecer cada vez que esa atractiva mujer aparecía. El pobre no sabe lo equivocado que está, ella es la mujer menos indicada para emocionarse con su belleza. ¡Dios! Incluso hoy luce más hermosa que ayer.

Llevaba puesta una camisa blanca con algunos botones desabrochados en su pecho, sin parecer vulgar. En realidad, le daban un toque muy sexy a su vestimenta. Con un pantalón azul oscuro, su cabello suelto dorado como el sol, esos ojos azules tan profundos. Se veía muy, muy hermosa. Ella me sonreía desde la entrada y creo que yo trataba de disimular que me parecía lo más bello que había entrado a mi oficina, hasta ahora.

—Buenos días, señorita Black. Es un placer volver a verla, gracias por recibirme tan pronto —ella camina acercándose a mí sin borrar su preciosa sonrisa, todo en ella es tan elegante y femenino, incluso su caminar que con cada paso que daba hacía que su cabello dorado tenga movimiento, logrando que sea una imagen digna de una deidad.

—Bienvenida, señorita Lexington. No tiene que agradecer, ya tenía los documentos listos y no veía ninguna razón para hacerla esperar más de lo necesario. Por favor, tome asiento; comenzaremos con la reunión.

Ella lo hace y saca de su portafolio los documentos necesarios, los reviso rápidamente, me aseguro de que todo esté en orden y firmo entregándole una copia. Le mencioné que Samantha no nos acompañaría en esta reunión, ya que la señorita Lexington parece ser muy educada como para preguntar por su ausencia.

—Muy bien... Parece que a partir de ahora estoy en sus manos.

—Me temo, señorita Black, que así es —me mira a los ojos congelándome en mi asiento. Nos interrumpe Jessica con el desayuno que ordené y yo me siento salvada por la campana.

—Abogada, me tomé el atrevimiento de ordenar dos desayunos, ya que no he comido nada y por la hora me imagino que usted tampoco lo ha hecho. ¿Aceptaría acompañarme? Así podrá comenzar con la rueda de prensa mientras comemos —ella suelta una carcajada por mi comentario y mis pupilas se dilatan. Es lo más fascinante que había escuchado alguna vez, su risa.

Todo lo que escondes.Where stories live. Discover now