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Después de darle muchas vueltas al tema, la noche siguiente, Mew puso rumbo a casa de los Suppapong como si nada hubiese pasado.

Durante esos minutos en los que nadie abrió la puerta, este se sintió morir por dentro, ya que no quería perder la oportunidad de ver al omega.

No quería forzar las cosas tampoco pero en un descuido como el ocurrido con Joong, le había costado el incomodarle, por lo que tenía pensado pedir disculpas de mil formas distintas y prestarle el dinero.

No podía permitirse no ver a Gulf más, no entendía muchas cosas que le ocurrían y quería descubrirlo y después actuaría en consecuencia.

Finalmente respiró aliviado cuando una de las doncellas le abrió y le dio paso hasta el salón donde toda la familia estaba reunida en la mesa terminando de cenar.

—Buenas noches, siento molestar.

—Oh Mew, tú nunca molestas —dijo la señora Suppapong muy sonriente acercándose mientras miraba el maletín que este llevaba en su mano.

—Joong, lo he pensado mejor y me gustaría hablar con usted unos minutos en privado—pidió cortésmente este maldiciendose por dentro por estar rebajandose ante esos interesados a cambio de tener vía libre que le permitiera llegar al omega sirviente.

—¿Qué quieres muchacho?...entre nosotros ya está todo dicho—Habló este muy molesto— ...yo no tengo secretos para mi familia, lo que tengas que decir dilo ya.

Este entonces asintió apretando los dientes y finalmente sonrió forzosamente.

—En este maletín traigo una considerable cantidad que si me permite, quisiera invertir en su proyecto si no es demasiado tarde.

Al viejo alfa y a su esposa se le iluminaron los ojos, al igual que a sus yernos, los cuales estaban al tanto de las finanzas de la empresa.

—No, no es demasiado tarde muchacho, sabía que recapacitarias—dijo este levantándose pletórico y acercándose al lugar donde estaba sentado su hijo, al cual cogió de los hombros—...Anda, ve y saluda a tu novio, él viene por ti.

Este asintió resignado y se levantó no con mucho afán.

—Ho-Hola Mew, es un placer volver a verte.

—Hola hermoso, te extrañé mucho—saludó el joven alfa sintiendo náuseas internas.

Una semana después

Gulf pudo salir de su encierro nuevamente pues su descontrolado y raro celo disminuyó permitiéndole trabajar, de todas formas permanecía alerta por si el alfa se le acercaba con intenciones de lastimarlo, aunque respiraba algo más tranquilo gracias a las charlas con Zee y Berta.

Tenía muy presente que enfrentaría a Suppasit como ya antes había hecho con otros y aunque con este era muy diferente pues lo debilitaba y su omega interior lo reclamaba continuamente, tenía muy presente que pertenecía a Saint.

Durante el día, el omega trabajó sin descanso para recuperar todo el tiempo en el que sus compañeros lo habían suplantado, quería devolverles el favor y por las noches apenas descansaba, pensando en unos inquietantes ojos negros que lo acosaban.

Todo fue bien, hasta que una tarde  todo se torció, las doncellas una a una fueron cayendo enfermas, por un virus estomacal, el cual las fue  recluyendo en sus habitaciones.

Gulf y los demás tuvieron que suplir las bajas, era demasiado trabajo y el pobre omega no daba más de sí, limpiaba, recogía, servía a los dueños en las comidas pero siempre procuraba hacerlo rápido y bien sin quejarse.

Era un alivio que el alfa millonario no había vuelto pues se había vuelto a ir por unos días a sus construcciones fuera del país y aunque ya controlaba más su alfa interior, gracias a las terapias, quería ver y saber algo más del omega así que en cuanto pudo regresó.

Cuando volvió a entrar en la casona de los Suppapong, está vez fue diferente pues el aroma de Gulf  impregnada toda la estancia y sus fosas nasales aspiraron gustosamente sintiéndose pleno.

Joong le dijo que disculpase el desorden o la tardanza en servirlos pues tenían un inconveniente con el servicio doméstico, ya que varios empleados estaban enfermos.

Este se temió que uno de ellos fuese el debilucho omega y entonces su alfa interior se comprimió pero pronto se alivió al verlo entrar al gran salón con una bandeja en la mano llena de  bebidas y algo para picar.

El alfa pudo contemplar mejor a este, mientras dejaba las cosas en la mesa central, vio que era realmente hermoso, sus ojos tenían un brillo intenso y su pelo también estaba más largo.

El omega tenía la piel levemente bronceada y su flequillo estaba peinado hacía un lado adornando su delicada frente, se veía más llenito, por lo que sus preciosas curvas aún se definían más, sin duda era el ser más lindo que jamás había visto.

Gulf volvía ya a la cocina cuando de repente el Señor Suppapong llamó su atención y la de Mew.

...-Este es nuestra más reciente adquisición, es un omega muy eficiente y obediente...en este momento es quién suple a las doncellas enfermas... La verdad es que tenemos mucha suerte de tenerlo con nosotros, gracias Gulf- dijo este alagandolo.

-Mucho gusto- dijo el alfa tendiéndole la mano para estrecharsela.

El omega levantó entonces su temblorosa mano uniéndola a la de este y entonces sintió como su corazón le golpeaba fuertemente en el pecho, latiéndole a mil por hora,

-El gus-gusto es mío, se-señor Suppasit-consiguió​ decir el moreno pues estaba muy nervioso por lo miraba fija de éste.

-Puedes retirarte ya y puedes seguir con tus obligaciones- volvió a decir el Señor Suppapong.

—Si, señor.

El omega asintió bajando la cabeza y soltando su mano de la de Mew, el cual sintió un enorme y frío vacío cuando vio al pequeño omega volver a perderse de nuevo por la puerta.

Ese había sido su primer toma de contacto y había sido un momento único para los dos, por lo que tanto para el alfa como para el omega, eso había sido un antes y un después en sus sentimientos.

3. «Pobre Omega Infeliz» -Mewgulf, Zaintsee, Offgun Omegaverse TerminadaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz