Capítulo I: Miedos.

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Se que muchas de ustedes me pidieron que les dedique el primer capítulo, pero principalmente siento injusto dedicar el primer capítulo a una sola persona. Por lo cual lo dedico a todos aquellos lectores que vienen de HSLCM.

Siento que me están dando una oportunidad y todas/os ustedes merecen la dedicación de este capítulo.



Siete años.

La luz del rayo iluminó la habitación del niño de apenas siete años provocando que este saltara de su cama y se escondiera debajo de esta. Tapo con sus pequeñas manos sus oídos, tratando de evitar que los sonidos de la tormenta eléctrica que se avecinaba en Londres no fuera tan atroz para estos.

Un trueno hizo que toda la habitación retumbe a compás del sonido mientras Harry soltaba un grito alarido.

"Ma-Mami, po-por favor mami, h-has qu-que pare."

La puerta se abrió de golpe dejando ver a Harry los pies de su madre indicando que esta había llegado para salvarlo. Este se arrastro hacía fuera de la cama abrazando a su madre por su cintura, Anne levanto a este debajo de sus brazos provocando que Harry se recostara como un bebé sobre su regazo.

"Tranquilo bebé" trato de calmar a su hijo lo más posible acunándolo entre sus brazos. Tomo con cuidado la palanca para bajar la persiana americana así la luz no sería tan clara contra la ventana.

El frágil cuerpo de Harry comenzó a temblar bajo el tacto de su madre mientras esta acariciaba lentamente su brazo intentando calmar a su pequeño.

El viento comenzó a silbar mientras las gotas se pegaban contra el fino vidrio de la ventana, Harry tarareaba una canción tratando de calmarse así mismo en los brazos de su madre cuando un relámpago se hizo presente.

Por suerte ningún trueno apareció luego de unos segundos cuando Anne se había precavido de colocar sus manos en los delicados oídos de su pequeño.

"Te amo mami" susurró Harry para luego abrazarse a esta con fuerza. Anne recostó al pequeño en su cama para luego colocarse detrás de él mientras acariciaba su espalda acompañando el débil tarareo de Harry.

Un suspiro salió de los labios del pequeño indicando que este se había dormido plácidamente, por lo cual su madre optó por tomar un poco de algodón y colocarlo con cuidado en los oídos de su niño tratando de lograr un amortiguador para cualquier tipo de sonido que haga que este entre en estado de paranoia.

Diez años.

La ciudad donde el pequeño convivía con su madre no era muy seguro, siempre había un asesinato, un robo, lugares donde vendían drogas, peleas callejeras, pandillas enfrentándose por lo cual la policía se hacía presente la gran mayoría del tiempo, al igual que los bomberos a causa de incendios provocados intencionalmente.

Harry con el pasar del tiempo había desarrollado una paranoia al escuchar cada una de estas, conservo el miedo que se llevaran a su madre o su hogar ardiera en llamas provocando que este tuviera una fobia a las sirenas de alto volumen.

El pequeño reía mientras su madre lo veía intentando andar en bicicleta sin las pequeñas ruedas de apoyo. Harry estaba teniendo un buen día, y su madre estaba alegre por eso. Sin ataques de pánico, sin miedos, sin ver a Harry llorar.

Anne observó el cielo por un segundo, para comprobar que nada le arruinaría la felicidad a su niño cuando noto una fina línea de humo que se asomaba por una de las casas más altas.

"Harry ve adentro" susurró lo suficientemente fuerte para que este la escuche y el pequeño llevo su mirada al mismo lugar que su madre.

El sonido venía desde lejos y Harry se bajo de la bicicleta para comenzar a correr hacía dentro de su casa, el aire empezó a hacer falta en sus pulmones y el ruido de las sirenas se hacía cada vez más potentes. Estaba teniendo un ataque de pánico en plena huida.

Cada vez más cerca.

Anne corrió para tomar la bicicleta del pequeño para luego notar a Harry sobando su pecho apenas un metro antes de llegar a la puerta de su casa.

Esté intento seguir corriendo pero tropezó y sus rodillas se golpearon contra el pequeño escalón de cemento que se encontraba a escasos centímetros de la puerta.

Harry soltó un grito ahogado por la quemadura que rasparse le provoco, Anne entro en pánico. Las sirenas se escuchaban aún más fuertes y eso indicaba que estaba a pocos metros de pasar por la calle en la cual estos dos convivían.

Dejo la pequeña bicicleta a un lado enganchada en el poste de luz que se encontraba a un lado de su casa y corrió al pequeño pegando una fuerte patada a la puerta principal de su casa. Ingreso a esta, recostando a Harry con ella en el sofá.

El infante de diez años sollozaba en silencio quejándose del dolor de sus rodillas de forma exagerada mientras Anne trataba de evitar que el sonido de las sirenas de los bomberos no retumbara tan fuerte contra los pequeños oídos de Harry.

Harry le temía a las tormentas.

A las sirenas de los bomberos y de la policía.

autismo. »larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora