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Miraba con insistencia la pantalla de su teléfono sin saber que hacer.

Aquella aplicación de relaciones era muy popular pero actualmente el querer tener un romance con alguien no se le hacia muy atractivo.

Hacía apenas tres semanas que el país entero estaba empezando a volver a la normalidad tras una gran pandemia que aún seguía. Pero él sabia muy bien que aquel jodido bicho que iba matando a las personas lo habían creado los chinos. Ellos tenían que ir un paso por delante de todos y... ¿que mejor que experimentar con posibles epidemias?

En conclusión: llevaba cinco meses sin comerse una rosca.

Necesitaba calmar sus necesidades carnales y ya tenia muy visto a su amigo de plástico.

Justo cinco meses atrás pensó en confesarse a su mejor amigo. Estando jodidamente enamorado de él desde preparatoria viendo en silencio como su carrera profesional de voleibol iba en ascenso... Y cuando pensó dar el paso va y le dice que está enamorado de su hermanastro.

Vaya jodida mierda.

A ver, que Nishinoya era un tío guay y eso. Siendo más hermanos que hermanastros cundo sus padres se casaron cuando ellos tenias ocho y nueve años... ¡Pero él había visto a Kageyama primero!

¡No era justo!

Y él como grandísimo tonto le dijo que le apoyaría en lo que fuera.

No se esperó que fuese correspondido. Como tampoco se esperó que durante esos cinco meses de confinamiento domiciliario aquel par la decidiese pasar juntos en el enorme penthouse de Kageyama con un enorme balcón para respirar aire puro; ni que en una repentina llamada a su hermano los pillase teniendo sexo.

Malditos desvergonzados.

Ellos gozándolo, y él sufriendo porque ni pareja tenia y tenia un bloqueo de escritor muy serio y necesitaba ayuda.

Él trabajaba desde casa, algo muy bueno en esta pandemia sin preocuparse a ser despedido. Lo malo era que él era un lindo girasol el cual necesitaba de luz solar para inspirarse. Y mirarlo por la ventana no le sirve.

Necesitaba salir, tomar aire, salir de fiesta con sus amigos. Dejar que sus ideas fluyesen para su nueva novela de romance. Por que sí, él escribía novelas de romance, todas inspiradas en su amor unilateral con Kageyama y lo que podrían haber hecho si llegaban a ser pareja de verdad. Ahora solo eran meras historias donde reflejaban lo que Kageyama hacia con Nishinoya.

Por eso quedarse encerrado no le iba.

Intentó subir a la azotea de su edificio en una noche donde casi le da una crisis existencial al vivir solo y sin inspiración. Pero fue descubierto por el guardia de seguridad del edificio y las malditas cámaras.

Al menos la adrenalina del momento le permitió relajarse y centrarse.

Su editor y también gran amigo, le impedía salir de casa. No quería que se contagiase y le obligaba a mantener todo limpio. Incluso cuando su editor iba a su casa cuando estaba a punto de pasar la fecha limite de entrega, se ponía a limpiar como un poseso su apartamento.

—Sakusa, está todo limpio.

—No puedes mentirme. Yo noto el polvo en el ambiente

Y con eso no podía discutir.

Limpiaba lo mejor que podía, pero era inútil. Su madre siempre le regañaba por ser tan desordenado, pero cuando se independizó, logró vivir en su desorden y limpiar lo mejor que podía.

Sobretodo cuando su editor maniático por la limpieza iba a su casa.

Suspiró completamente abatido de nuevo mirando la pantalla ahora negra de su teléfono.

Como enamorarse en tiempos de pandemia (AtsuHina)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt