8

1.2K 93 15
                                    

Ignore la parte donde Jack seguía discutiendo con Volkov, subí al automóvil de Superintendente aceptando la invitación a mi asistencia al bar. Nos acompañaban varios agentes, en el automóvil venía uno llamado Torrente, junto con los dos chicos que conocí apenas unos minutos atrás; Gustabo y Horacio.

—Entonces, ¿son pareja?— soltó el rubio de repente, haciendo que Jack gruñera molesto.

—Tu puta madre es mi pareja.

—No se ponga así Conway, venimos a sacar las malas vibras de la semana— mencionó Torrente con una sonrisa en la boca.

Era un poco tarde, la llegada al bar fue escandalosa pues los chicos no dejaban de reír y bromear entre ellos, pronto me sentí incómoda al ver tanto hombre rodeándome. El lugar era lindo, tenía una buena pista de baile, además tenía varias mesas y una gran barra con botellas de licor. Nos sentamos en una mesa teniendo a Jack a un lado mío y al otro al joven Ivanov, pidieron una botella de Vodka dejando diversos vasitos de shot enfrente de cada uno.

—Hay que empezar bien esta noche— murmuró a quien recordaba como Leónidas— que "Yo nunca, nunca" está sobre la mesa— Leónidas precedió a explicar cómo se jugaba aquel juego, no había dificultad, bebías si habías hecho lo que la persona dijera, e omitías el shot si jamás lo realizaste.

—¿Quién va?— preguntó Greco burlón.

—Yo nunca, nunca hice un trío— soltó Horacio mirando con determinación a todos.

Mire a Jack con curiosidad, él soltó un suspiro dándome a entender que el juego le parecía absurdo, después negó mirando a otro lado con desinterés. Leónidas y un chico moreno quien se llamaba Moussa bebieron del vaso.

—Yo nunca, nunca he follado con alguna persona de este círculo— habló Gustabo con una sonrisa maliciosa.

Maldije a mis adentros sabiendo su intención, los chicos rieron sin parar mirándose entre sí. Solté un suspiro sin pensarlo mucho tomé el pequeño shot bebiéndolo de una, abrí mi boca soltando el vapor del vodka y sentí el movimiento de Jack quien había imitado mi acción. El entorno se volvió morboso, capturando las miradas de todos los presentes.

—Vaya vaya, joder esto se pone picante— mencionó Ivanov riendo.

—Yo nunca, nunca he mandado nudes— dijo Moussa esperando que alguien bebiera, lo cual no sucedió.

—Yo nunca, nunca he tenido un susto de embarazo— dijo Greco.

El chico Gonetti, junto con Torrente e Ivanov bebieron de su vaso entre risas, tragué saliva queriendo salir del lugar, esto debía ser un juego divertido no uno donde se dijeran verdades de los demás. Serví del pequeño vaso junto con Jack y sin pensarlo mucho bebimos de el, no había mucho que explicar.

—¡Venga! ¡Joder!— gritó Gustabo para después estallar de risa.

—Yo nunca, nunca he hecho diversas posiciones en un acto— mencionó un enloquecido Ivanov, bebiendo del vodka.

—Son hijos de puta— río Leónidas bebiendo del vaso.

No podía avergonzarme más, ya no tenía caso hacerlo. Sin pudor bebí de nuevo del vodka siendo acompañada por unos cuantos más compañeros, sonreí sintiendo como poco a poco el alcohol hacía efecto en mi sistema.

—Yo nunca, nunca he dejado de ser gilipollas— mencionó Conway algo irritado.

Los muchachos bebieron con entusiasmo para después estallar de risa mirándose entre ellos, me uní a ellos pensando en lo absurdo que podría ser.

—Señorita Melissa, diga uno— me habló Torrente con una sonrisa en los labios, mire el vaso entre mis manos pensando en algo.

—Yo nunca, nunca he follado en horas laborales— levanté una de mis cejas mirando con asombro a los chicos, quienes la mayoría había bebido.

—Mañana los aporrearé a todos, gilipollas— gritó Jack enojado mirando de un lado para otro.

—Yo nunca, nunca he tenido una llamada erótica— interrumpió Leónidas, bebiendo solo Gonetti.

—Yo nunca, nunca me he drogado— habló Torrente haciendo que la mayoría bebía.

—Yo nunca, nunca he follado en otro lugar que no sea la cama— mencionó Gonetti.

Bebieron sin decir más, tenía bastante aguante pero el vodka jamás era buena elección para mi organismo, ya me sentía mareada y la relajación estaba presente.

—Yo nunca, nunca he mentido en algún momento de esta noche— dijo Volkov, nadie bebió demostrando que todos eran abiertos ante el juego.

La noche siguió transcurriendo, omití el seguir bebiendo de forma descontrolada, mis tragos se acompañaron de agua mineral junto con vodka.
Horacio y Gustabo bailaban animadamente uniéndose Torrente y Gonetti. Volkov y Greco se fueron por otra botella y los demás hablaban entre ellos, sin contar a Jack.

—¿Tienes trabajo?— me preguntó, negué mirando a otro lado— podrías trabajar en comisaría.

—Ajá, ¿en qué?— gire a verlo desentendida, me miró a los ojos para después colocar una de sus manos sobre mi pierna.

—En comisaría— repitió con irritación.

—No puedo ser policía— negué riendo nerviosa. 

—Podrías ayudar en denuncias y papeleo, serías una persona clave en el departamento y te pagaré— subió su mano, acariciando con lentitud mi longitud.

Solté una risa nerviosa, golpeando su mano con fuerza apartándola de mi extremidad, Volkov y Greco se acercaron hablando entre ellos. Mire la hora en mi teléfono, pasaba de media noche siendo algo tarde para mí, Jack observó la pantalla poniéndose de pie al instante.

—Vámonos— tomó su saco mirando a sus agentes— mañana el servicio empieza a las 6:00 am, hay que seguir con la faena. Ivanov y Leónidas vienen conmigo, encárguense de los demás.

Tome la mano de Ivanov para comenzar a guiarlo hasta el patrulla, más tarde dirigiéndonos a la vivienda de cada uno. Algunos minutos más tarde nos encontrábamos fuera de mi edificio.

—Agradezco la invitación, ha sido una buena noche— asintió sin mirarme.

No lo pensé mucho. Debía hacerlo.
Lo tomé de la camisa chocando mis labios contra los suyos, podría arrepentirme mañana, podría sentirme avergonzada, pero sin duda era algo que necesitaba de hace años atrás. Tardo en reaccionar, pero lo hizo, rozó sus labios contra los míos saboreando cada parte de la misma, mordisqueó, lamió y jugueteó con mis belfos, estrechándome entre sus brazos y acercándome cada vez más a su cuerpo.

Disfrute del sabor del licor y el olor a cigarro que su persona desprendía, sin oponerme a los sucios pensamientos que podría estar teniendo me deje llevar por el Superintendente, y después de estar en el cielo, su boca se detuvo abruptamente mirándome a los ojos con confusión y decepción. Dejándome por los suelos una vez más, sintiendo la fría soledad que siempre había estado presente.

Y se fue, se fue sin decir más.

A la fuerza y energía que se encontraba allá arriba sin duda había sido buena conmigo, pero Jack Conway era la persona menos indicada.

𝚅𝚒𝚎𝚗𝚎 𝚢 𝚅𝚊~𝙹𝚊𝚌𝚔 𝙲𝚘𝚗𝚠𝚊𝚢Where stories live. Discover now