Capítulo 10: Señal del Destino

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NOTA IMPORTANTE

Actualización 12/04/21: Corrección de errores menores, y reescritura de algunos párrafos para hacerlos más claros. Los cambios son menores, y no implican alteraciones para la trama general de la historia.

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Libro I

Capítulo 10

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Señal del Destino

[Carta de Trampa]

Cuando un monstruo que controlas es destruido en batalla y mandado al Cementerio: Invoca de Modo Especial, desde tu mano o Deck, 1 monstruo "HÉROE del Destino" de Nivel 4 o menor.

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Comencé a escuchar las voces como un eco lejano. Por un momento, no logré captar lo que decían, como si mi mente se hubiera quedado en blanco y fuera incapaz de reconocer el idioma en que me hablaban, y durante un instante me recriminé a mí mismo pensando que me había quedado dormido mientras veía anime. Parpadeé, tratando de acostumbrarme al repentino resplandor de la dura luz blanca que llenaba la habitación. La cabeza me palpitaba y sentía ganas de vomitar.

Tardé unos treinta segundos en reconectarme con la realidad, entonces pude entender lo que decían las voces. Una mujer le estaba pidiendo a Yugi y Kaiba que salieran.

Una enfermera, la mujer que habló antes, se acercó a mí y comenzó a hacerme algunas preguntas. Respondí lo mejor que pude. Ella simplemente asintió y luego me dio una pastilla, antes de ordenarme que descansara unos momentos.

Quince minutos después, Judai entró en la habitación. Se veía triste.

—Lo siento —dijo en voz baja.

Parpadeé en confusión.

—¿Por qué?

Judai se mordió el labio.

—No tienes por qué disculparte —dijo Yubel. Estaba flotando detrás de Judai con los brazos cruzados.

—Lo que Haou hizo no estuvo bien —replicó él con voz cortada.

Me tomó un momento recordar lo ocurrido. Mi mente me decía que tenía que estar molesto por ello, pero la Oscuridad en mí se sentía feliz de haber sido útil a mi Maestro.

—Está bien —dije—. Solamente hice mi trabajo.

Judai se mordió los labios con más fuerza y temí que fuera a lastimarse.

—En serio, no pasa nada...

—¡Claro que sí! No debería lastimarte de esa forma. Eres mi amigo, y Haou... Haou es mi otra mitad. Cada vez que te hace estas cosas... es como si yo te las hiciera.

Pude ver las lágrimas escurrir por el rostro de Judai.

—¿Sentiste lo que pasó allí?

Judai asintió.

—Cuando Haou tomó tus memorias, yo también las recibí.

Eso tenía sentido según la lógica extraña por la que el Heraldo de la Oscuridad parecía regirse. La Oscuridad en mí se sintió complacida de haber hecho bien su trabajo. Haou, y por extensión Judai, ahora tenía el conocimiento de esas cartas. Eso era una gran ventaja. Él podría hacer uso de esa información para manifestarlas con su voluntad, si fuera necesario. Después de todo, como dijo, Haou es su otra mitad. Todo lo que el Rey Supremo puede hacer, Judai también.

Esa vez que reencarné en Yu-Gi-Oh! GX (versión original)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz