Capítulo 33. Hospital

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Mis manos se llenaban de sangre, de su sangre, me estaba matando verle a unos minutos de tocar la muerte. De nuevo me siento inútil, no he hecho nada para arreglarlo.

No contacté ningún psicólogo, un psiquiatra que pudiese ayudarlo realmente.

Detesto sentirme de este modo, a la vez de que detesté esperar a los paramédicos por cinco minutos y luego ahora esperando a que los doctores me digan los resultados sobre el estado de Alex.

Estoy muriendo mentalmente.

El dolor de vientre aumenta. Tal vez tanta preocupación me hace daño y al bebé, no, mi bebé no

Justo me levanto para ir a preguntar a la recepción o al primer doctor que vea sobre mi novio, pero uno de ellos ya se adelantó por mi y se posó en frente de mí

—Usted, si no me equivoco, es la señorita Danáe ¿cierto? —Pregunta él haciendo memoria de mi rostro

—Ella misma, dígame por favor ¿como se encuentra Alejandro? ¿Está bien? —Mi preocupación es verdaderamente evidente, obviamente.

—Él está bien, perdió mucha sangre, no le mentiré, estuvimos a punto de perderle. Pero el Banco de Sangre nos brindó su ayuda y pudimos controlarle. Está débil y descansando —El doctor me informa. Alivianando un peso de mis hombros

—¿Puedo visitarle?

—Diría que no, pero haré una excepción notando que usted es la única que... —Mira a su al rededor —Se ha preocupado por su estado de salud —Ese detalle que lo ha dicho con la más grande discreción me ha hecho reflexionar.
Y era cierto, yo sola me encontraba. —Acompáñeme —Indica el doctor. Él se da la vuelta.

Saluda a unos cuantos colegas de camino, yo le sigo con ansias y sin saber que esperar. Él abre la puerta de una habitación, me deja entrar dejándome un gran espacio.

Pongo mis manos en mi boca al ver a Alex más pálido, con tubos conectados a su cuerpo, una mascarilla de aire en su boca y nariz. Su cuerpo está tan... jodidamente relajado y eso llega a ser preocupante.

Empecé a llorar desconsoladamente. Me acerqué a él temerosa.

De ese modo le vi un gran vendaje en su cuello, concentrado en la herida que se provocó, o a lo mejor no fue él.

Entrelacé su mano con la mía. Él no me respondió, pero me quedaba tranquila escuchando el marca pasos con su sonido frecuente y normal.

—Te amo, mucho —Acaricio su rostro delicadamente —Vas a estar bien, de ahora en adelante lo estarás, cariño —Le prometo. No me importa si me está escuchando o no.

—Señorita, quiero hablarle de esto —El mismo doctor de antes ha entrado y capturado mi atención —Esto seguramente fue un intento de suicido, además todos sabemos que él tiene problemas mentales, fue el asesino serial más temido de todo el país, matando a sus víctimas brutalmente, o sea, Alejandro necesita ayuda de un especialista, un psiquiatra que le dicte una terapia especial para su caso

—Alejandro es esquizofrénico. Él nunca vivió en paz, siempre atormentado de sus voces que le obligan a hacer cosas que él no quería —Le cuento con las lágrimas rebasando mis ojos.

—¿Esquizofrénico? Ahora todo tiene sentido —Los ojos del doctor van al rostro sereno de Alejandro —Déjeme recomendarle un especialista de confianza, verá que todo va a cambiar —Él busca entre algunos cajones, incluso en su móvil cuando encuentra dichoso número me lo brinda

Sin peros ni quejas apunto el número en mi mano. Espero que no se borre.

—Doctor, ahora que usted está aquí, quiero hablarle de que... Estoy embarazada

—Muy buena decisión haberme hablado. Acompáñeme, le recetaré algunas pastillas como ácido folico que ayudarán en el crecimiento correcto del bebé —Una sonrisa aparece en el rostro del doctor —¿Es el padre? —Señala a Alejandro

Solo me limito a asentir

—Oh, que bien ¡Enhorabuena! —Él extiende su mano hacía mi, yo la estrecho. Sus felicitaciones me sacan una sonrisa

—Gracias

Bloodbath; alexby11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora