20.- El Lazo que nos une

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Nunca pensé que terminaría siendo el mánager de una banda, siempre me vi a mí mismo como un artista recorriendo el mundo, pero a veces la vida puede cambiar de un momento a otro, y no es algo para lo que puedas prepararte, simplemente sucede y no te queda más que aceptar. Cuando tuve ese accidente, sentí que el mundo se desmoronaba ante mi y yo con él ¿Qué haría un guitarrista sin el control de sus dedos?, consulté con los mejores especialistas, me sometí a complejas operaciones, y aunque recuperé cierta sensibilidad, claramente estaba lejos de mi sueño de volver a tocar.

Intenté retomar el instrumento de todas las formas posibles y puse toda mi fe en ello, realmente intenté marcar la diferencia, ser ese sujeto de uno en un millón que logra hacer lo imposible, que con resiliencia logra sobreponerse a la adversidad de un diagnóstico lapidario y vencer a su suerte. Pero la verdad es que no pude, sólo me convertí en uno más de los que deben abandonar sus sueños. Quizá no tuve el valor o la perseverancia suficiente, pero lo cierto es que mientras más lo intentaba más crecía mi frustración, hasta que un día desperté en la mañana y supe que había llegado el momento de rendirme.

No hay noches antes de dormir que ese recuerdo no venga a mi mente. El ruido del choque, las luces, el sonido de las sirenas, la gente gritando a mi alrededor... En ese tiempo me creía dueño del mundo y veía el peligro como algo ajeno y lejano a mí «Eso nunca me pasará» —solía decir, ahora que lo pienso, fui ridículamente soberbio. Incluso después del accidente, me dediqué a maldecir al mundo y a mi suerte sin ver lo afortunado que era, después de todo, yo sólo perdí mi sueño, en cambio, otros perdieron su vida.

Nunca debí subir a ese auto, sabía que estaba mal, pero aun así lo hice. No era la primera vez, ni tampoco la segunda, fueron muchas veces en las que mi estúpida confianza y egocentrismo me hicieron tomar malas decisiones, la diferencia es que nunca había debido asumir las consecuencias.

Lidié con una fuerte depresión durante casi dos años, el dejar de tocar y la culpa me consumían. A pesar de que fui absuelto de responsabilidad, siempre tendré la duda de qué habría pasado si ese día hubiese conducido sobrio. Tal vez mis reflejos habrían sido mejores y podría haberlo esquivado y a la vez evitar ese trágico resultado para ambos.

Con los años fui resignándome y aceptando a regañadientes esta nueva realidad, aproveché mi experiencia en la música y los contactos que había logrado, para así armarme una nueva carrera dentro de la industria. Durante un par de años representé a varios artistas, también compuse un par de temas para solistas y trabajé como productor musical en algunos proyectos en el extranjero. Pero a pesar de que siempre estuve ligado a este mundo, me sentía vacío, sentía que en el fondo nada de lo que hacía me llenaba. Fue entonces que empezó a surgir en mí la loca idea de crear la banda que siempre soñé, la cual no pude conseguir por mi accidente y que sólo existía en mi imaginación. Para esto, buscaría a los mejores músicos del país, crearía una banda con un sonido único, que sus integrantes fueran tan excepcionales que no pudieras más que fascinarte con ellos, una banda que pudiera hacerme soñar nuevamente.

Este proyecto retomó mi interés con rapidez, y así fue como durante un año viajé a diversos lugares con la promesa de conocer a los más talentosos e inusuales músicos, debo haber visto y escuchado a más de mil chicos, pero a veces los estándares de otros no son los mismos que los tuyos, por lo que tuve varias desilusiones.

No fue fácil encontrar a los músicos adecuados, a veces incluso llegué a pensar que mi banda soñada, no era más que una quimera que me había impuesto producto de mis frustraciones. Por suerte, cuando ya creía rendirme, encontré al baterista que buscaba, lo que me dio nuevos ánimos para seguir. Su sentido del ritmo y versatilidad eran muy inusuales y sin duda funcionarían muy bien en el concepto que tenía planeado, además su imagen encajaba a la perfección. Cuando tuve la oportunidad de hablar con él, de inmediato se mostró muy interesado y rápidamente acepto la oferta, su nombre era Mateo.

Tal vez yo, tal vez tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora