Desesperanza

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Conducía su reliquia un Saab Cabrio y siempre llegaba a la misma intersección en que debía elegir aeropuerto u hospital, aunque hubieran muchas ganas de viajar, Xiao Zhan no podía darse el gusto en esos precisos momentos, una gran noticia había llegado el día de ayer, que si todo salía bien pronto podría hacer ese añorado viaje a Suiza. Dobló hacia la señal que indicaba al hospital, ahí se estacionó, tomó su maleta y se encontró con Zhu Yi-long su amigo de batalla sentado en una banca, que apenas lo vio salió a saludarlo.

—Ingresas como quien llega a un spa de fin de semana —rió Zhu—. Típico de ti.

—Yi-long, ¿Qué está haciendo aquí? Esta no es nuestra hora de tratamiento.

—Solo quería asegurarme que lo hicieras bien… —miró el suelo y luego la entrada del hospital y las señalo—. Tu antigua vida y tu nueva vida.

—Gege, no es para tanto.

—Después que cruces por esa puerta olvídate de las diálisis, los tratamientos y los años viviendo con miedo. Después del trasplante todo será historia.

Caminaron rumbo a la entrada del hospital.

—Nuestros encuentros han sido muy importantes para mi Yi-long.

—Tranquilo, ya dejá todo en el pasado, la batalla está casi ganada, vivirás. Cruza esa puerta y mira solo hacia adelante —Xiao Zhan suspiró asintiendo.

Luego de eso se miraron, no hubo sonrisas sino una melancolía es sus rostros. Xiao Zhan tomó la maleta que Zhu Yi-long había estado ayudando a llevar y dió unos pasos más adelante para ingresar al lugar. Pero antes de entrar él soltó la maleta y se devolvió donde estaba su amigo y lo abrazó fuerte sin decir ninguno ni una sola palabra, luego se volteó para seguir su camino a esa nueva vida como le había dicho Zhu, y antes de entrar sus miradas se volvieron a conectar y ambos se sonrieron.

🌸🍃🌸🍃🌸

El pabellón estaba listo, los insumos estaban listos, Xiao Zhan estaba listo, su monitoreo era normal, todo estaba estupendo.
Cuando entró la doctora a cargo de su trasplante se acercó a él para informarle de la situación con respecto al donante.

—Zhan está todo en orden, ya has firmado la documentación y sabes que después no se te permite mantener contacto con el donante.

—Sí, lo sé.

—Ahora relájate Zhan, hoy en día un trasplante de riñón ya no resulta nada raro, ni excepcional. Para nosotros es algo ya más bien del día a día.

—Para ustedes sí, pero para mí es la primera vez. Y de esto depende si vivo o muero.

—El único problema consiste en encontrar el donante compatible, el resto para nosotros…

—Es rutina —la interrumpió Xiao Zhan—. ¿Podría esperar un poco más antes de colocarme la anestesia?

—Sólo hasta que el riñón esté listo para ser trasplantado.

En eso estaban cuando una voz masculina llamó desde la puerta.

—Doctora Xuan Lu.

La doctora salió al pasillo de aquel pabellón a hablar con aquel joven médico y Xiao Zhan no le perdió pisada. Algo no iba bien, aquello que el joven había susurrado en el oído había sorprendido a la doctora Lulu, quien miraba el interior del pabellón directamente a Xiao Zhan. 

Una Parte de míOn viuen les histories. Descobreix ara