Una Parte de mí

Parte de mí

Esa mañana fue distinta para Xiao Zhan, quien se encontraba con su sobrino en la librería.
 
—¿Qué te has acostado con Wang Yibo? ¿Quién era el que daría su riñón y no lo hizo?

—Fue una estupidez absurda desde un principio, pésimo plan el de pasarme por el jardinero.

—No lo pienses así, era una gran oportunidad, habla con él y lo haré yo.

—¿Ah sí? ¿Igual como le has hablado al padre de tu hijo? Porque déjame decirte que eso es también una gran oportunidad, pronto ya no estaré aquí a tu lado. Es necesario asumirlo los dos.

—No, para mi rendirse no es una opción, bien lo decía Yi-long y tenía mucha razón.

—No me estoy rindiendo, solo estoy dejando a ese idiota porque no puede ayudarme.

—¿Y ahora cuál es tu plan, que tienes pensado hacer?

Xiao Zhan suspiró resignado.

—Ni yo mismo sé —luego se afirmó en un estante de la biblioteca y quiso llorar, pero su orgullo no se lo permitió, quería salir a dar una vuelta, tal vez ir a la tumba de Yi-long era una opción—. Traspasare la tienda, así quedarás libre y el dinero que te llegará alcanzara para una buena temporada. Estoy seguro.

—¿Lo dices en serio? ¿Estás calculando ya tu herencia? —Fan Xing lo miró sorprendido y con los ojos cristalinos a punto de llorar, camino hacia la puerta y se detuvo mientras sostenía el picaporte—. Cuando murió mamá pensé que estas cosas sólo pasaban una vez en la vida… veo que me he equivocado —y salió rápidamente de la librería dejando a Xiao Zhan con un nudo en la garganta.
 
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Haikuan y Yibo estaban en la terraza mirando el lento avance del jardín y las olas del mar desvanecerse en la orilla.

—¿Qué pasará con esto? —preguntó Haikuan.

—No tengo la menor idea.

—¿Va a volver?

—Tampoco lo sé.

—Tenía razón amigo, es diferente…

—Sí.

—Estas completamente jodido.
 

Pasaron tres días y ni rastro de Xiao Zhan, pero la máquina hizo sonido a lo que Yibo rápidamente fue a buscar a Xiao Zhan al jardín, solo que el que estaba trabajando en el jardín no era precisamente Zhan sino Darren.

Al no verse descubierto se acercó al borde del jardín cuando justamente Darren pasaba a su lado.

—Quisiera conservar las…

—Hortensias —interrumpió Darren a Yibo.

—Eso, me gustaría conservarlas.

—El cliente manda.

—¿Y Xiao Zhan, no va a volver?

—No.

El ambiente entre ellos era tan tenso que podía cortarse con una tijera.

—Estas son las flores favoritas de Zhan —Yibo observó las plantas y sus flores, luego miró a Wang mientras cavaba y lo miraba de reojo.

—¿Va a estar todo el día mirándome?

—Perdona. A tu jefe tampoco le gustaba mi presencia, decía que así no podía trabajar. A lo mejor por eso trajo esa máquina.

Darren trataba de contener su enojo por ese hombre de ojos avellanos que le había robado la posibilidad de una relación seria con Xiao Zhan, pero su paciencia se estaba acabando, él sabía perfectamente el porqué Xiao Zhan utilizaba la máquina, en cambio Yibo ni se lo imaginaba.