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* relaciones sexuales.


Todos dormían en casa cuando dos amantes se besaban a gusto bajo la luna, compartiendo auriculares, escuchando una canción en medio de sus caricias, y guardando silencio en sus pasiones. Solo se percibían chasquidos de sus lenguas encariñadas y sus vagas respiraciones resguardadas entre las cuatro paredes de la habitación. Las manos se paseaban en las espaldas y los sonrojos eran la única vela encendida.

—Jungkook —Taehyung estaba embelesado con el dulce de su boca.

—¿Mm? —le inquirió entre sus hálitos, sentado e incrustado en sus pantalones. 

—Me gusta sentirte de noche —admitió, paseando sus palmas por el trasero que tenía encima de su caliente halda.

Jungkook mordió su labio, riendo cabizbajo.

—Será mejor que guardemos silencio.

—Tus papás están durmiendo; todos están durmiendo —aseguró, acariciándole las cejas—. Nadie nos oirá. 

—Más te vale —pegaron sus frentes—, porque me has tentado.

Ambos sonrieron, cómplices de su travesura y le subieron el volumen a la balada. Respiraron sus alientos lisonjeros y se acoplaron cual pétalos en corolas. Pegaron sus pechos, apreciaron los latidos de sus corazones, y los auriculares fueron abandonados en alguna parte incierta de la cama, haciendo resonar tenue su melodía. Taehyung repartió húmedos besos por el cuello de Jungkook y este hizo danzar sus caderas sobre él, inconscientemente.

Oh.

—Shh —le siseó Jungkook con un su índice en sus labios.

Jungkook deslizó sus palmas por el torso de Taehyung y tomó el borde de la playera que llevaba. Se la quitó con cuidado y el pecoso hizo lo mismo. Jungkook se levantó con la intención de bajar el cierre de su pantalón y lo bajó. Se desvistió lentamente ante la mirada de Taehyung, quien boquiabierto acariciaba con su mirada cada rincón de Jungkook bajo los rayos de luna. Ya desnudo, se le iba acercando como animal a su presa y le pide a su mayor abrirse de piernas, cosa que hizo ligeramente. Estaba muy anonadado con lo pasional que Jungkook aparentaba estar esa noche. Vio como el castaño posaba sus manos sobre la entrepierna que guardaba su pantalón y le abrió el cierre, dejando así desquitarse de las últimas prendas de Taehyung y volviendo a subirse sobre su regazo a horcajadas. 

Vieron un brillo acentuar sus ojos al mirarse, y sus hálitos se hicieron uno con un cándido beso, tornándose peligrosamente lento. La mano de Taehyung viajaba por la nuda espalda de su amante, recorriéndole cada preciadas imperfecciones y lunares, hasta llegar allí abajo.

Oh... 

—Shh —fue Taehyung quien le siseó esta vez a manera de mofa—. Solo he puesto la punta de mi dedo.

Jungkook mordió su labio, evitando reírse y sintiendo poco a poco el calor que se le acumulaba en las mejillas, extendiéndose por sus orejas. Taehyung se ofuscaba en hacer sentir al chico que lo traía encandilado. Movía delicadamente y apaciguado, sin entablar alguna prisa en sus cariños porque tendrían toda la noche.

—Más adentro —pidió el menor, agarrándose de sus hombros y clavando sus uñas en estos—. No puedo esperar a sentirte —los vahos se condensaban en la pieza—. Te amo.

—Yo también te amo —continuó armonizando el cuerpo de Jungkook—, y quiero que me lo digas cada día.

—Prometo.

—Prometo —le juró.

Y al paso de los minutos, Taehyung entró. 

Soltaron un inesperado gemido que los hizo estremecerse a la sensación, y Jungkook se alarmó.

caótico, libro 2 • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora