El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias.
Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
+ Sinopsis : Momo es la rompecorazones de la universidad, y de quien Jeongyeon esta enamorada hace años, pero a quien la japonesa considera su única amiga.
Pero cuando Jeongyeon se cansa de ser su pañuelo de lágrimas y Momo la ve con otra chica, recurren a sus amigas, quienes las ayudan a estar juntas gracias a sus concejos y alguna que otra situación improvista.
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— ¡Es la tercera esta semana Momo! ¡No lo puedo creer! — Dijo Jeongyeon claramente molesta. Cambiando su expresión a una seria. — ¿Sabes que? Necesito descansar así que vete. — Y sin esperar respuesta se levantó del sofá dirigiéndose a las escaleras.
Momo sin entender que sucedía, la miró confusa, no tenia idea de que había hecho mal, solo le contaba sobre la ultima cita que tuvo, como siempre. — Pero Jeong espera, sólo... — Se levantó intentando seguirla pero cuando abandonó la cómoda posición en la que estaba acostada sobre el sofá ya la castaña había desaparecido de su campo de visión.
— ¡Adiós! — Gritó la coreana antes de azotar la puerta de su habitación.
— Pero que... — Murmuró la confundida japonesa haciendo una mueca.
— Vaya, tu si que sabes hacer enojar a la avestruz. — Nayeon quien salía de la cocina con un vaso de leche y algunas galletas la sorprendió al sentarse a su lado.
— No se que le pasa, debe tener algún problema o... — Contó la japonesa rascando su nuca.
La coreana bufó preguntándose si la chica a su lado era tonta o sólo fingía muy bien. — Y si que eres tarada — Negó llevando una galleta a su boca. — ¿No te has dado cuenta de que está loca por ti y tú sólo la usas como paño de lágrimas?
La japonesa amplió sus párpados mirando entre confusa y asustada a la pelirroja. — ¿Que?
— ¡Que lenta eres! Mi hermanita enamorada de ti y tu rompiendo corazones por ay. — Y con aquellas palabras bastó para que Momo se levantara del sofá alejándose de Nayeon como si esta tuviera alguna enfermedad extremadamente contagiosa mirándola como si la cordura la hubiera abandonado hace mucho.
— ¡No puede ser! — Exclamó — Ella... No lo puedo creer. — Se pasó las manos por el cabello caminando de un lado a otro frente a la coreana que la observaba con una ceja levantada. — Es más ¡No te creo! Y si eso es verdad ¿Porque ella nunca me lo dijo? — Cuestionó volviendo a sentarse a su lado.
