El Indicado

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Para esta historia viajaremos al pasado, y así recordar a aquel chico que me hizo creer en las almas gemelas.

Les presento a Ansel.

Ansel, alguien que era perfecto para mis ojos, de mi estatura en ese entonces, cabello rizado y una pequeña barba que, para alguien de dieciséis años en ese entonces, era todo un privilegio.

Estaba en la secundaria, y en ese entonces solo mis mejores amigos sabían lo que en verdad me gustaba, ya que por años viví con el miedo de decirle a cualquier persona sin ser juzgado después.

Éramos unos niños tontos, cegados por un amor que duró prácticamente nada, pero se sintió infinito.

Conocí a Ansel un mes antes del verano del año 2015, estábamos afuera de la escuela, ya habíamos salido, y mis amigos siempre buscaban algo que hacer porque en ese entonces a nadie le gustaba llegar a casa tan temprano. Ese día dimos vueltas en todo el centro de la ciudad hasta llegar al parque principal, nos encontrábamos cansados y teníamos tanto calor que compramos un helado para todos.

Miles, Elliot, Marlene y Jessica, mis mejores amigos de secundaria se encontraban junto a mí, en una banca del parque comiendo helado a las dos de la tarde, cuando enfrente de nosotros se sentó un chico que no paraba de vernos, pero me di cuenta de otra cosa... él no dejaba de verme.

Jessica comenzó a hacerme burla diciendo que lo iba a llamar para que se sentara con nosotros, de un momento a otro yo me puse más rojo que un tomate, pues sabía que se había dado cuenta de las miradas mutuas.

-Llámalo, tal vez sea el amor de tu vida -dijo Miles con la boca llena de helado.

- ¡Cállate, gordo! -gritó Marlene.

-Sí gordo, cállate, mi amigo no necesita ningún hombre para sentirse bien -dijo Elliot-. ¿No es así, Carter?

- ¿Carter? -preguntó Miles.

Yo estaba cegado por el chico, me parecía bastante atractivo, pero los nervios me comían la lengua así que no me atreví a hablarle.

-Tienes que hablarle, es obvio que le gustaste -dijo Jessica.

- ¡Basta todos! No le hablaré, que tal si está esperando a alguien, no lo sé, a su hermana, a su mejor amigo...

-O a su novia -agregó Marlene.

Todos voltearon a verla con odio.

- ¿Qué? -preguntó Marlene, mientras se encogía de hombros.

-No les hagas caso, bebé -dijo Jessica-. ¿Por qué no lo haces? Habla con él.

-Lo haré si me acompañas -respondí.

-Vamos.

Se levantó de su lugar y me dio la mano, así que accedí.

-Solo bromeaba -dije, pero ya era tarde.

Jessica se sentó sin temor al rechazo junto aquel chico.

-Hola, ¿cómo te llamas? -preguntó sin pena.

-Hola, Ansel, ¿y tú? -respondió confundido.

-Mucho gusto Ansel, me llamo Jessica, y él -me jaló del brazo para que me acercara-. Él es Carter.

-Mucho gusto, Carter.

-Hola -respondí con toda la pena del mundo.

- ¿Y qué haces por aquí? -preguntó Jessica.

-Nada, solo espero.

- ¿Quieres ir a comer helado con nosotros?

- ¿Eh? -preguntó aún más confundido.

-Disculpa, es algo tonto, pero me di cuenta que veías bastante a mi amigo Carter.

En ese momento quería que la tierra me tragara y me escupiera en mi closet.

-Ah sí, me gustan sus cejas.

-Gra...

- ¡Qué lindo! -interrumpió Jessica.

-Gracias -respondí.

-Bueno, yo quiero seguir comiendo, así que los dejaré solos a ustedes dos -dijo Jessica, mientras se levantaba y se alejaba.

Ahora estaba solo con Ansel en este desastre.

-Siéntate -dijo-. No te haré daño.

Le hice caso y me senté, las manos empezaron a sudarme y sentía como si mis labios estuvieran pegados con súper pegamento para que no hablara cualquier estupidez.

- ¿Eres muy serio?

-No, solo que, me da pena.

- ¿Qué te da pena?

-Pues, conocer a extraños en la calle.

-Pero yo no soy un extraño -volteó a verme y me estiró la mano para que así lo saludara-. Soy Ansel, mucho gusto.

-Carter -le respondí el saludo-. Mucho gusto.

-Me gusta tu nombre, Carter.

-A mí el tuyo.

Ambos reímos, de pronto empecé a sentirme más tranquilo.

-Carter, ¿te gustaría salir conmigo?

Me quedé callado.

- ¿Eso es un no?

- ¡No, claro que no! Digo, ¡sí! Sí me gustaría.

-No te pongas nervioso -sonrió-. Bueno, así te ves lindo. Te anotaré mi número, ¿tienes papel?

Por impulso le di mi mano para que apuntara su celular en la palma de esta.

-Listo, así que... espero tu mensaje.

-Sí claro, yo te escribo.

-Gracias -volvió a sonreír-. Ahora ve con tus amigos antes de que piensen que te han perdido.

-Nos vemos -dije.

-Nos vemos Carter.

Mientras volvía con mi grupo de amigos me puse a pensar en una futura cita con Ansel, yo nunca he tenido novio, es más, ni siquiera he besado a un chico, y de pronto la vida me pone a esta persona delante de mí, ¿es una señal? ¿A qué se debe este encuentro tan fugaz? Estaba perplejo, dejé de ver hacía el y solo me concentré en mirar la palma de mi mano con su número escrito es esta, hasta que reaccioné para ver si él seguía enfrente, pero ya no estaba, sentí un alivio y volví a comer helado mientras le contaba a mis amigos todo lo que había sucedido.

Esa misma noche, le escribí a Ansel, pero no juntaba valor para enviárselo, algo me retenía, y no podía entender qué era, mi padre preguntando si ya había conseguido novia, o mi madre llamándome cada día preguntándome si me gustaba alguna chica de la escuela. Todo era tan confuso, todo era tan difícil para mí de hacer, así que sin más pensarlo, envié la primera bomba, un mensaje de texto diciéndole a Ansel lo mucho que me gustaría salir con él. Hasta que al instante, respondió.

-"Te veo mañana, cuando salgas del colegio".

Me quedé sorprendido al ver que me había contestado tan rápido, así que comencé a crear falsos escenarios en mi cabeza, era solo un adolescente descubriendo el amor, así que no me juzguen si les parece exageradamente romántico como para abandonar esto.

Es impresionante como los recuerdos son aún más fuertes que en el momento que se vivieron, y como estos van afectándome de manera inimaginable cada que los saco de mi mente.

Recuerdo como en ese entonces parecía que Ansel iba a ser el indicado para estar conmigo, me seguía repitiendo a mí mismo que la vida nos tenía un plan, que me tenía un plan y por eso todo se acomodaba a mi favor, que él y yo sí íbamos a estar juntos pasara lo que pasara, pero justo ahora, no sé cuál es el plan, porque nadie, ni Marcus, ni Francis, ni Ansel, ninguno fue el indicado.

Estoy mejor sin élWhere stories live. Discover now