El Regalo

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La mayor parte de mi tiempo estoy estudiando, o visitando universidades con mi padre. Casi no veo a Ansel ya que él tiene trabajo y yo tengo que ver por mi futuro, pero al mismo tiempo se siente bien ya que no quiero estar junto a él todo el tiempo, quiero que cada quien tenga su espacio, y si podemos vernos, está bien.

Las veces que salíamos, siempre íbamos a aquella cafetería rustica, él decía que era un lugar especial para nosotros, y que podría ir diario, pero yo comenzaba a sospechar otra cosa, tal vez no quería que nos vieran juntos, o encontrarse a sus padres. Todas esas preguntas estaban comiéndome el cerebro y lamentablemente no hacían que disfrutara estar a su lado. Pero todo eso cambió cuando me dio "el regalo".

Mi padre había salido de vacaciones con sus amigos, (papá moderno), por lo tanto me quedé solo en casa, así que decidí invitar a Ansel para pasar el rato, y así no sentirme tan solo.

Tengo que admitirlo, todo el tiempo que estuve a su lado me sentí tan tranquilo y feliz, cada dos segundos me detenía a solo observarlo y agradecerle a la vida por ponerlo de nuevo a mi lado, porque en verdad me gustaba, me gustaba todo de él, me gustaba su barba, su cabello rizado, el lunar que tiene bajo sus labios, su mirada despreocupada al estar conmigo. Carajo, me gustaba absolutamente todo de él, y lo que representaba; las camisas viejas que le quedaban ligeramente grande, las cadenas que solía usar en su cuello, todo.

Creo que dejé de preguntarme muchas cosas desde aquel día, y comencé a ver un futuro junto a Ansel, ¿Cómo podía ser posible? Acababa de reencontrarme con él después de cuatro largos años, y ahora lo veo en mis planes a futuro, en verdad estoy enloqueciendo.

Estábamos viendo una película, no recuerdo cuál, cuando Ansel sacó de su mochila una cajita de color negro y me la dio.

—Es para ti —dijo, mientras sonreía.

— ¿De verdad?

—No, es para tu papá —se burló—. Ábrela.

Abrí la caja, contenía muchísimos dulces y un peluche de elefante que se veía jodidamente tierno.

— ¿Te gusta?

—Está muy lindo —lo besé en la mejilla—. ¿Por qué un elefante?

—Leí por ahí que los elefantes son un amuleto de la buena suerte, símbolo de la sabiduría, poder, fidelidad y longevidad. Quiero que lo tengas siempre, que sea nuestro amuleto, que cada vez que lo mires sepas que siempre estaré ahí apoyándote, incluso si estás a miles de kilómetros y yo sigo atascado en esta ciudad, sé que estaré siempre a tu lado, así como tú lo estarás conmigo.

Comencé a llorar, era algo tan bello, tan perfecto, de pronto ya no me daban ganas de huir, de salir de esta ciudad, quería más días de los que ya tenía, para estar al lado de Ansel, quería llevarlo conmigo a todas partes, quería despertar a su lado cada mañana y poder sentirme completo.

Siempre quise muchas cosas, y Ansel también, por ejemplo; él solo quería diversión, yo... Yo en verdad estaba listo para amarlo plenamente.

—Te amo —dije.

—Yo también te amo, Carter -me abrazó—. Y quiero que estés siempre a mi lado, pase lo que pase.

—Te lo prometo.

Al subir a mi habitación, Ansel comenzó a quitarse lentamente la ropa para acomodarse en mi cama, mientras yo lo veía desde la puerta del baño, un deseo incomprensible de entregarme a él comenzó a correr por mis venas, así que me acerqué a él para dejar que las cosas fluyeran, pues esta sería la primera vez que él y yo tuviéramos relaciones, y era tanto el amor que sentía, que sabía que sería perfecto.

Estoy mejor sin élWhere stories live. Discover now