(En la cámara) 2 de enero

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DISCLAMER: ¡Buenos días chicxs!!!!!

Me gusta que os haya encantado este capítulo, a ver qué tal el siguiente y cómo va avanzando nuestra historia... 😂😋 He de deciros que el capítulo anterior era uno de mis favoritos (no sólo por el PORN!) y este es otro de esos en los que ellas dos me encantan 😊

Por cierto, seguimos en TW on fire con el revisionado de la serie! 😂

Me callo y ¡nos leemos!!! 🥰

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Le tiemblan las manos. De furia y nervios a partes iguales. Y pulsa los botones sin control, acertando por pura suerte. La grabación está avanzando y Snow devora los minutos y las horas de ese segundo día del año, esperando a ver caer la noche en la comisaría. Tiene un sueño, un deseo loco, uno que seguramente se opone al de alcaldesa presa y venida a menos que sale en su pantalla. Uno que tiene a su hija como protagonista y que se resume en que Snow, con fe ciega, espera que Emma, una vez haya conseguido "eso" de Regina, no busque nada más. No siga visitándola, no vuelva a aparecer.

Lo refunfuña entre labios, lo gruñe y lo repite, esperando de verdad que alguien, la patrona de las madres sufridoras, las hadas, o quien sea, la escuche y haga caso a su plegaria. Pero nadie la escucha, a nadie le importan los deseos de Snow y Emma vuelve a aparecer en pantalla. Son las doce de la noche y lo hace con una enorme sonrisa.

Tan grande que sólo hay una capaz de hacerle sombra. La de Regina, que se levanta automáticamente de su camastro.

Snow es consciente de que esto no está ocurriendo, sino que ya ha ocurrido. Claro que es consciente. Pero eso no reduce la falsa sensación de impotencia, esa locura transitoria que le hace desear salir corriendo hacia la comisaría e interrumpir el inminente encuentro. Interponerse entre esa reina malvada, cruel y muy zorra y su inconsciente y descerebrada hija, y gritar No, no, no, ¡basta! Pero todo ya ha ocurrido, nadie le ha preguntado, ha sido en silencio y ella no tiene nada que decir. Nada, más que mirar y comerse las uñas.

Frente a ella, en blanco y negro, Emma camina hasta la celda. Ya ha cogido las llaves que abrirán la celda, pero no ha dicho nada. Y Regina tampoco. Ni siquiera un sencillo Hola. Nada.

No, su intercambio va más allá de las palabras. Es un juego de miradas, de sonrisas enormes, brillantes, que hacen temblar a la otra persona más que cualquier palabra, más que cualquier aviso. Snow juraría incluso que Regina, colocada estratégicamente junto a la puerta, se relame al verla llegar.

Suena el chirriar de las bisagras y esa melodía metálica parece despertar a la fiera que permanecía aletargada dentro de su celda. Los ojos de Regina brillan de anticipación y cuando se abre la puerta se abalanza sobre su carcelera. Emma termina atrapada contra los barrotes y el cuerpo de Regina y prácticamente es incapaz de mover los brazos. Pero no se queja, no trata de huir, ni siquiera opone resistencia. Todo lo contrario. Ha cerrado los ojos, dejando que la boca de Regina de las buenas noches a la suya, con saliva y ganas. Y permanece entre sus brazos, derritiéndose como mantequilla y sosteniéndose a su cadera para no venirse abajo. Regina, con su intensidad, su vehemencia, dirige esa campaña de besos. Está claro que ya no le duele el cuello ni un poquito, piensa Snow violenta.

Su mano está tras la nuca de Emma y la otra contra su cintura, sus riñones, rodeándola. Sólo cuando ha dejado los labios de la salvadora con un bonito y brillante color rojo, frena y busca su mirada.

"Buenas noches" murmura rozando su nariz contra la de Emma, que permanece con los ojos cerrados y los labios palpitando.

"Hmmmm-mmmm..." Eso es todo lo que logra decir Emma. Abre los ojos al fin y, al hacerlo, Regina ve que claman venganza. No tiene margen para la huida. La salvadora toma la revancha tirándose contra ella, rodeando su cuerpo, pegándola al suyo y llevándola a trompicones por la celda. Porque Regina cree recordar que están en una celda. O algo así. Qué más da. Se siente como en casa, se siente maravillosamente bien y cuando su espalda toca el fino e incómodo colchón, podría jurar que está en su enorme y mullida cama. ¿Está en comisaría? Es posible, pero nadie podría estar en un sitio mejor que este.

El Silencio de las Manzanas (SWANQUEEN)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant