v. the album

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CAPÍTULO CINCO
El Álbum

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un año después

Olaya, Freddie y Ophelia se encontraban sentados en una parada de autobuses, esperando al resto de la banda quiénes ya estaban bastante retrasados

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Olaya, Freddie y Ophelia se encontraban sentados en una parada de autobuses, esperando al resto de la banda quiénes ya estaban bastante retrasados.

Olaya bufó, —¿Quién carajos les enseñó lo que es la puntualidad?

Ophelia la miró y se encogió de hombros, pensando en las cosas más interesantes que podría estar haciendo en ese preciso momento, antes que esperar a los idiotas de sus amigos.

Y como si hubiese sido magia, una camioneta muy conocida para el trío se estacionó justo en frente de ellos

Freddie terminó de señalar algo en su periódico y empezó a caminar con rapidez hacia la camioneta de Roger. Olaya se despidió del hombre que estaba sentado a su lado, y lo siguió junto a Ophelia, mirando mal al resto del grupo.

—Llegan tarde.

Durante todo el insoportable camino, se la pasaron hablando sobre las nuevas canciones que la banda planeaba componer, los lugares en los que tocarían y como no, de las mil. y un conquistas de Roger Taylor.

Olaya —desde la última vez—, intentaba mantener cierta distancia con el rubio. Aunque era prácticamente imposible, porque más alla de que el chico estaba buenísimo y sentía una mínima debilidad por él, el rubio siempre encontraba la oportunidad para hablar y coquetear con ella.

Pero sin duda, algo que realmente le disgustaba, era que estuviese acompañado de una chica desconocida cada día.

No odiaba a las chicas, odiaba que Roger estuviese con ellas. Ellas eran extremadamente hermosas, y ella a veces se sentía como una niña inmadura comparándose con ellas. Sin embargo, jamás lo demostraría, eso no.

—Esto no puede ser —Roger exclamó.

Olaya lo miró con los ojos entrecerrados, —¿Acaso no sabías que tu puta camioneta no funcionaba o qué?

—Esto es una mierda —masculló Ophelia ante la situación.

Tuvieron que parar, en el medio de la carretera, porque la camioneta de Taylor se había propuesto con todas sus fuerzas dejar de funcionar, en ese específico momento.

—En el sentido opuesto a las manecillas del reloj, John —Brian comentó observándolo

John sonrió sarcástico, —¿En serio? ¡Gracias, Brian! ¿Quieres hacerlo tú? —señaló las ruedas— Adelante.

my oh my ; roger taylorWhere stories live. Discover now