vii. freddie's birthday

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CAPÍTULO SIETE
El Cumpleaños De Freddie

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Rigel se paró con firmeza en su lugar, observando a su hija en frente de él:

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Rigel se paró con firmeza en su lugar, observando a su hija en frente de él:

—¿A dónde irás específicamente?

Olaya mordió su labio inferior fuertemente, intentando no contestarle a su padre lo primero que se le viniera a la cabeza.

El mayor tenía una manía con hacer interrogatorios sumamente fastidiosos cada vez que anunciaba que saldría.
Era un muy mal padre, pero si había chicos cerca, se convertía en el más sobreprotector.

«Que imbécil», pensó la pelirroja.

—A un almuerzo, en casa de Fred —explicó Sallow—. Es su cumpleaños.

—¿Tú y quién más?

—Sus nuevos amigos —intervino Giennah—, querido.

El semblante de Rigel se puso aún más serio. Se acercó a la menor, y como si de un asunto confidencial e ilegal se tratase, preguntó:

—¿Son ellos?

Había una pequeña posibilidad de que Olaya hubiera utilizado a su favor el hecho de que su padre era un representante musical muy importante.

«Se van a caer de culo», se burló Olaya.

—Precisamente, padre —espetó la menor harta—. Te dije que no te arrepentirás.

Instantáneamente se golpeó mentalmente ante su respuesta. Rigel la fulminó con la mirada, reprimiendo sus ganas de decir algo.

Giennah, al notar la tensión que se había formado en el ambiente, decidió hablar, —Deberías invitarlos algún día, cariño.

Olaya fingió una sonrisa, —Sería maravilloso, se los diré.

El hombre se alejó unos pasos, para luego mirar crítico de arriba a abajo a su hija.

—Ponte un saco —exigió Rigel—, la camisa es demasiado corta.

Olaya apretó los puños, —Si, papá.

—Cámbiate la falda, muy corta...

«¿Sabes qué otra cosa es corta?», Olaya señaló.

—Iré a buscar una —anunció Giennah con rapidez.

Ambos, padre e hija, se sumergieron en un profundo silencio. El ambiente entre ellos siempre era tenso y pesado.

—Caroline, espero que no tenga que arrepentirme de esto.

—No te preocupes, padre.

Giennah llegó unos instantes más tarde, entregándole a Olaya las prendas que su padre había pedido.

my oh my ; roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora