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—¡Lo siento! —sollocé—

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—¡Lo siento! —sollocé—. Tiene razón. Soy muy débil. ¡Ni siquiera pude mandarlo al infierno!

—Hey... Tranquila. —Contestó el demonio—. Debes intentar dormir ahora. Yo voy a estar alerta si es que Varlatek ingresa a tu habitación o a la de tu abuela.

Luego una imágen se coló en mi cabeza. Holly Winters. Ella debía saber todo lo que estaba pasando, porque probablemente Varlatek cumpla con su amenaza. Y no sé que haría si él le hace daño. La culpa podría conmigo, eso es seguro.

Llamé a Holly por teléfono. Ella no respondió. Mi ansiedad comenzó a aumentar a tal grado que ya me estaba asustando. Estaba perdiendo el control.

Cuánto odio perder el control.

Volví a llamar, no me iba a dar por vencida tan fácil.

—¿Angela? ¿Qué mierda, por qué me llamas a esta hora?

Su voz adormilada me hizo sonreír. Ella seguía quejándose desde la línea, y eso me había hecho sentir bien, como si todo estuviese normal.

Como si nada hubiera pasado.

—Holly, tengo que decirte algo importante. —La realidad había llegado, a golpearme en las costillas.

Ella al parecer notó mi tono de preocupación en la voz, puesto que ocupó un tono parecido.

—¿Qué pasa? ¿Ambas están bien?

—Sí. Hay un demonio cuidándonos. —Solté la primera parte, pero rápidamente me arrepentí.

Juro que había sonado mejor en mi cabeza.

—¿Estás jugando conmigo? ¡Mujer, déjame dormir! Además no juegues con eso, me da mucho miedo.

—Te he mentido todo este tiempo, Holly. Pero si lo hice fue para que no te preocuparas por mí, y por tu proteccion —solté de repente, intentando que mis palabras no suenen desesperadas o asustadas—. La noche después de cuando llegó ese demonio otra vez a intimidarme, me transporté a un lugar extraño, ahí encontré un demonio e hicimos una promesa, la cuál consistía en que él me defendería de los demonios que me atormentan, y yo lo sacaría de su celda infernal. Pasaron muchas cosas, mucho enfado y momentos muy malos, pero ese demonio me apoya en esto, y sé que te he dicho muchas veces que no hay que confiar en los demonios pero en mi caso no tengo alternativa, Holly.

Tuve la leve sensación de que pude escuchar el silencio en la línea. Ese silencio que me aterraba, que me decía externamente que ella no me creía.

—¿Holly?

—Te escuché... Sólo que... Chica, esto es mucho que asimilar.

Asentía para mí.

—Entiendo.

Ambas quedamos en silencio por unos segundos. No tenía la certeza sobre qué más decir, ya que todo era confuso incluso para mí. Además, ella necesitaba tiempo para tomárselo con calma.

Lo celestial de tu infiernoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang