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Parece extraño que DongHun se ganase el respeto de la familia Park, pero el caso es que no les desagradó. Sólo les desagradaba la gente que quería conocerlas bien, y el rumor de que un hombre deseaba entrar en la sociedad del condado era razón suficiente para excluirle de ella. En el seno de aquella sociedad podían hallarse otros que, como el señor Lee, ni amaban su destino ni lo temían, y que se apartarían sin un suspiro si fuese necesario. Las Park tenían la sensación de estar concediéndole un favor al tratarle como a uno de los suyos, aunque les complacía ver que tomaba esto con la mayor naturalidad, pues en sus mentes la gratitud estaba misteriosamente conectada con las clases inferiores.

Deseando tan sólo su comida y su amigo, DongHun no advertía su propio triunfo, y se sorprendió cuando casi al final de su estancia en la casa, la señora lo llamó para charlar. Ella le había preguntado acerca de su familia y descubierto las interioridades de la misma, pero esta vez su actitud era respetuosa: quería conocer su opinión sobre JunHee.

—Señor Lee, queremos que nos ayude: JunHee lo tiene a usted en tanta estima. ¿Juzga usted adecuado que él haga un cuarto año en Genwong?

DongHun estaba deseando saber qué caballo debería montar aquella tarde. Sólo atendía a medias, lo que le daba un aire de profundidad.

—Después del deplorable espectáculo de su tesis… ¿Es adecuado?

—Él considera que sí —dijo DongHun.

La señora Park asintió.

—Ha tocado usted la raíz de la cuestión. Jun lo considera importante. Bien, él es su propio señor. Este lugares suyo. ¿Se lo había dicho él?

—No.

—Oh, Jongwangg es totalmente suyo, por voluntad de mi marido. Yo debo trasladarme a la casa pequeña tan pronto como se case…

DongHun se sobresaltó; ella le miró y se dio cuenta de que se había ruborizado. "Así que hay una muchacha", pensó; olvidando la cuestión por un momento, volvió a Genwong, y observó lo poco que podría aprovecharle un cuarto año a un aldeano y cuán deseable era que JunHee ocupase su lugar allí, en el condado. Allí le esperaban la hacienda, y finalmente, la política.

—Su padre representaba al concejo, como usted sin duda sabe.

—No.

—¿De qué le habla a usted, entonces? —se rió—. De todos modos, mi marido fue miembro durante siete años, y aunque actualmente el representante es un liberal, uno sabe que esto no puede durar. Todos nuestros viejos amigos están pendientes de él, pero él tiene que ocupar su lugar, debe prepararse para ello, y para qué demonios sirve todo ese estudio avanzado. Debe dedicar ese año a viajar en vez de a estudiar. Debe irse a Europa, y si es posible a las América. Es algo totalmente indispensable.

—Él habla de viajar después de Genwong. Quiere que yo vaya con él.

—Confío en que vaya usted… pero no a Grecia, señor Lee. Ése es un viaje de entretenimiento. Disuádale usted de que emprenda ese viaje a Italia y a Grecia.

—Yo por mi parte preferiría América.

—Naturalmente. Cualquier persona sensible lo preferiría; pero él es un intelectual… un soñador. EunBi dice que escribe versos. ¿Ha leído usted alguno?

DongHun había visto un poema dedicado a él mismo. Consciente de que la vida se hacía más sorprendente cada día, nada dijo. ¿Era él el mismo hombre que ocho meses antes se había quedado desconcertado al conocer a BoMin? ¿Qué había profundizado su visión? Columna a columna, los ejércitos de la humanidad estaban resucitando. Vivos, pero ligeramente absurdos; se equivocaban respecto a él totalmente: exponían su debilidad cuando se consideraban más agudos. No pudo evitar sonreír.

Wrong [DongJunChan]Where stories live. Discover now