Wrong [DongJunChan]

09

En esta época se conocieron sus familias. "Nunca congeniarán (habían dicho ambos). Pertenecen a dos sectores distintos de la sociedad." Pero, quizá por perversidad, las familias congeniaron, y JunHee y DongHun encontraban divertido verlas a todas juntas. Ambos eran misóginos, sobre todo DongHun. Presa de sus temperamentos, no habían desarrollado la imaginación suficiente para someterse al deber y, con su amor, las mujeres se habían transformado en algo tan remoto como los caballos o los gatos. Todo lo que aquellas criaturas hacían resultaba estúpido.

Cuando SooHyun quiso coger en brazos al niño de Yerim, cuando la señora Park y la señora Lee visitaron juntas el museo, veían un desajuste en la naturaleza más que en la sociedad, y se daban amplias explicaciones. Nada extraño había en verdad. Ellos mismos eran causa suficiente.

Su pasión mutua era el impulso más fuerte que ligaba ambas familias y arrastraba tras sí todo lo demás, como una corriente oculta arrastra a un barco. La señora Lee y la señora Park salían juntas porque sus hijos eran amigos.

"Y ahora —decía la señora Lee— nosotras somos también amigas."

La señora Park tenía, por supuesto, sus motivos. Andaba buscando posibles esposas para JunHee, y había incluido a las señoritas Lee en su lista. Tenía la teoría de que se debían mezclar un poco los linajes, y Yerim, era saludable. Sin duda la muchacha resultaba un poco tonta, pero la señora Park no se proponía retirarse en la práctica a la casa que en el testamento le habían destinado, por mucho que lo pregonara en teoría, y pensaba que podría manejar mejor a JunHee a través de su esposa. SooHyun tenía peores calificaciones. Era menos tonta, y menos bella y menos rica. Yerim había de heredar toda la fortuna de su abuelo, que era considerable, y además había heredado su buen humor. La señora Park vio al señor JunSeo en una ocasión, y le gustó bastante.

Si hubiese imaginado que las Lee planeaban algo también, hubiese dado marcha atrás. Como DongHun, la atraían por su indiferencia. La señora Lee era demasiado perezosa para hacer planes, las muchachas demasiado inocentes. La señora Park consideraba a Yerim un buen partido y la invitó a Jongwangg.

"JunHee, ¿te casarás alguna vez?", le preguntó bruscamente su hermana. Pero su respuesta: "No, y díselo a mamá", disipó sus sospechas: era el tipo de respuesta que daría un hombre que va a casarse.

Nadie molestaba a DongHun. Había asentado su poder en la casa, y su madre comenzó a hablar de él en el tono reservado para su marido. No sólo era el único hombre de la casa, sino un personaje más importante de lo que se esperaba. Mantenía a raya a los criados, se ocupaba del coche, se suscribía a esto y no a aquello, prohibía ciertas amistades de las muchachas. A los veintitrés años, era un prometedor tirano cuyo dominio era más firme por aunar en equilibrio,

JunHee hizo su examen para ingresar en el foro sin tropiezos; pero justo antes de que lo llamaran para hacerlo, tuvo una ligera gripe con fiebre. DongHun fue a verle cuando se estaba recobrando, se contagió, y tuvo que guardar cama también. En consecuencia se vieron poco durante varias semanas, y cuando pasó todo y se reunieron al fin, JunHee estaba aún pálido y nervioso. Fue a casa de los Lee prefiriéndola a la de EunBi, y esperando que la buena comida y la tranquilidad le permitieran restablecerse. Comió poco, y, cuando habló, su tema fue la futilidad de todas las cosas.

—Soy un letrado porque debo entrar en la vida pública —dijo en respuesta a una pregunta de Yerim —. Pero, ¿por qué he de entrar yo en la vida pública? ¿Quién me quiere?

—Tu madre dice que el consejo te reclama.

—Si el consejo quiere a alguien es a un radical. Yo he hablado con más gente que mi madre, y están cansados de nosotros, de las clases ociosas que nos dedicamos a pasear en coche buscando algo que hacer. Todo este solemne ir y venir entre grandes casas, es un juego sin alegría. Algo que no se estila fuera de Suwon. Nadie nos quiere, lo único que quieren es una casa cómoda.