A fool for Oliver Wood (tu y Oliver Wood)

2: Quinto capítulo

Me desperté al siguiente día como cualquier otro, y baje al comedor como todos los días. Las clases fueron igual que siempre, nada fuera de lo habitual. Snape criticó nuestras pociones como siempre, y Lockhart no hizo más que actuar como un tonto en vez de enseñarnos algo útil. Oliver tenía práctica, otra vez, era bastante exigente con su equipo. Fred y George también tenían práctica obviamente, al igual que Angelina. Yo era la única de mi grupo de amigos que no estaba en el equipo de Quidditch, así que me quedé sola en la sala común, junto a Percy.

Al rato me aburrí de escuchar a Percy, quien me hablaba sobre la importancia de los perfectos en Hogwarts, así que me despedí de el cordialmente y me fuí a caminar por los pasillos de Hogwarts.

Sentí unos pasos detrás de mi, así que me volteé para encontrarme con dos chicos robustos, uno más alto que el otro, y entre ellos dos estaba Draco Malfoy. —Oh, hola ________, que conciencia encontrarnos denuevo— me dijo el, de manera algo arrogante. —Si, que bien—le contesté, forzando una sonrisa e intentando escapar de la situación. —¿Y dónde está tu novio Oliver? ¿Y tus mejores amigos Weasley? —me preguntó. —En su práctica de Quidditch —le contesté, apurando el paso —tengo que hacer tareas, adios Draco—le dije yo, lléndome lo antes posible sin dejarle oportunidad de detenerme.

Había escuchado cosas terribles de el y su familia, pero Draco tenía 12 años, no podía ser muy malévolo. De todas maneras, si me fastidiaba un poco que estuviera observandome todo el tiempo, aunque no me molestaba tanto como le molestaba a Oliver.

Me dirijí rápido a la biblioteca, y me senté en una mesa a pretender que estaba haciendo tareas. Agarré un libro cualquiera, y me puse a leer.

—_________... — me dijo una voz familiar. Levanté la vista rápidamente, y me encontré con la pequeña Ginny Weasley frente a mí. —Oh, hola Ginny —le dije yo, dándole un pequeño golpe al banco para que se sentara junto a mi. La noté un poco extraña. —¿Todo está bien? Sabes que puedes decirme lo que quieras —le dije, apoyando una mano en su hombro. Me miró, y calló por unos segundos. —¿Hogwarts no es lo que esperabas? —le pregunté. —No, no es eso. Es solo que... Harry... No parece saber ni que existo—me dijo angustiada. —Ay Ginny, digas eso. Estoy segura de que Harry te quiere mucho, solo dale tiempo—le contesté. Ambas nos quedamos en silencio. —Bueno, ya se está haciendo tarde, ¿quieres ir a la sala común? —le pregunté. Noté que ella se estremeció un poco, pero no le pregunté nada. —No, tu ve llendo. Te alcanzo después —dijo ella sonriendo. Le sonreí de vuelta y comenzé mi camino hacia la sala.

Estaba llegando por uno de los pasillos, cuando noté un montón de gente acumulada viendo hacia la pared. Noté que en esta tenía algo escrito con... ¿sangre?, de todas maneras no podía leer mucho.

—¿Enemigos del heredero temed?—dijo Draco — Ustedes son los siguientes, sangres sucias —dijo, lanzándole una mirada a una chica de cabello marrón que estaba parada juntoa Ron, creo que se llamaba Hermione. [Nota: Si, ya se como se llama, pero esto es del punto de vista de ________, por eso ah]. Rápidamente, me fuí hacia la sala común, aunque no tenía otra opción teniendo a Percy a mi lado.

Al llegar, me senté en un sillón junto a Fred y George. —Pobre Hermione, ya es la segunda vez que Draco la llama de esa manera—dijo Fred apenado. —Si, lo lamento por ti _________, tu gran admirador es también un gran racista—dijo George. —¿Que? ¿Admirador?—les pregunté confundida. —Pues si, no puedes pretender que no te das cuenta —dijo Fred. Yo levanté una ceja, y ambos rieron. —Ay vamos, ese niño tiene siempre la mirada en ti—dijo George. Negué con la cabeza. —N-no, solo fue un par de veces, estoy segura de que el me odia al igual que al resto de Hogwarts —dije, esperando que los gemelos estuvieran equivocados. —Piensa lo que quieras.—dijo Fred, mientras ambos se paraban para irse.

¿Enserio? ¿Draco? Es decir, nunca fue malo conmigo ni nada, pero era racista y un presumido, no quería tener a un niño de 12 años detrás de mi que iba insultando a la gente por su estatus de sangre o por otras cosas estúpidas. De todas maneras, Fred y George son Fred y George, les gusta bromear, tal vez no lo dicen enserio.
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Oliver estuvo algo ocupado por las prácticas de Quidditch, y le fué bastante bien en el primer partido. Gryffindor ganó contra Slytherin, y fue bastante gracioso ver como Malfoy se cayó de su escoba.

Hoy era su próximo partido, pero últimamente cosas raras estaban pasando en Hogwarts. Un Hufflepuf de la clase de Ron fue petrificado igual que la señora Norris. No solo el, también un Gryffindor de primero.

Me senté en las gradas, cuando justo nos avisaron que se cancelaría el partido. En ese momento, solo pensé en lo enojado que estaría Oliver. Fuí a la sala común, y unos minutos después el llegó. —¿Cancelar Quidditch?¿¡Como pueden cancelar un partido de Quidditch?! Y todo por unos alumnos petrificados —dijo Oliver, frustrado mientras entraba  a la sala. Se tiró en el sillón a mi lado, y escondió su cabeza en mi hombro. —Tranquilo, hay cosas más importantes que el Quidditch—le dije yo, golpeando suavemente su brazo. Oliver se paró rápidamente, y se fué casi corriendo a su cuarto y no salió en todo el día.

—Oliver—le dije yo, golpeando su puerta—Oliver! Soy yo, __________ —le dije. La puerta se abrió, pero no era Wood. —Vete y deja de golpear—dijo Percy, fastidiado. —Bueno esta bien, pero solo quiero hablar con... —dije, cuando Percy rápidamente me interrumpió. —El no quiere hablar contigo, ni con nadie. Ahora vete — dijo el, cerrándome la puerta en la cara. Decidí rendirme y me fuí a mi cuarto. Ese día Oliver tampoco bajó a cenar, pero decidí no volver a su habitación para no volver a encontrarme con Percy.

—¿Irás a ver a Wood? —me dijo Fred, mientras volvíamos a la sala común. —No lo se, está enojado, a demás Percy me echaría. —dije yo, intentando que Percy no me oyera. —Vé a su habitación en la noche, cuando Percy ya esté durmiendo—me dijo George, susurrando. Ambos arquearon sus cejas, y yo puse los ojos en blanco, a lo que ellos riéron.