Ese momento del año.

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Navidad 1/2! Disfruten

La espalda de Scarlett estaba hecha añicos de tanto subir y bajar cajas, levantar toneladas de peso y le dolían los dedos que más de una vez no los había sentido en lo que iba del día por el frío, pero por fin estaba acomodada en su nuevo hogar. Sonrió cuando observó a su nueva casa que con tanto entusiasmo compró, orgullosa de hasta donde la había dejado llegar su profesión porque nadie más que ella sabía todo el empeño puesto en ese sueño.

Además del cambio de hogar también se adentraba a una nueva ciudad; Boston la recibía con nieve. Quería comenzar otra vez luego de algunos fantasmas de su pasado y dado que su mejor amiga vivía allí, no encontró nada mejor y se encontraba feliz con la elección.

Se quedó pensando sin darse cuenta que se estaba por congelar pero cuando se dignó a dirigirse a la puerta sintió la compañía de alguien más a su lado y unos gritos por el fondo. Se inclinó a acariciar al perro que había corrido hasta su casa y que al parecer los dueños lo estaban por correr a buscar. Y por dueños se refería a la increíblemente adorable niña cubierta por infinitas capas de ropa y a, quien dedujo que era, su padre que la seguía por atrás. La situación le parecía hasta graciosa.

—Dodger, vamos a casa.— Lo llamó al perro con manchas blancas y marrones que no parecía querer rendirse ante las caricias de Scarlett quien cruzó miradas con los llamativos ojos celestes de la niña.— Perdón, a veces se vuelve un poco loco y desobediente.— La rubia le sonrió negando con la cabeza.

—Soy Scarlett.— Se estrecharon las manos.

—Yo soy Barbara, es la primera vez que te veo, bienvenida al vecindario.— Le dijo con una sonrisa que a Scarlett le derritió el corazón.

—Gracias hermosa.— Le devolvió la sonrisa y cuando se puso otra vez de pie se encontró con la imponente figura del hombre que venía trás ella.

—Bienvenida, soy Chris, el papá de estos diablos.— Scarlett encontró muy dulce que considere a Dodger su hijo. Sobre todo lo demás, pensaría más tarde.

Asintió con la cabeza estrechando las manos también.— Scarlett, un placer.

—Barbs, vamos a casa, dejemos a Scarlett terminar de acomodarse.— Barbara asintió, tomando a su mascota por la correa.— Perdón por esta bestia.— Le dio una palmadita a Dodger sobre la espalda.— En caso de que necesites cualquier cosa, somos de la casa de al lado.

La rubia acarició una vez más al perro y le dio una última sonrisa al castaño.— Muchas gracias.

—Chau Scar.— La despidió la niña que hizo que su nueva vecina se derrita ante el apodo. Adoraba a los niños.

Los observó caminar hasta su casa que resultó ser la mansión de la que se había estado preguntando desde que llegó a Boston buscando hogar la primera vez y cuando desaparecieron de su vista finalmente entró a la suya. Que vacío le generaban los ambientes sin vida, le iba a tener que poner mucha energía positiva a ese lugar tan espacioso. Ordenó hasta donde el habre que tenía la dejó y pidió ensalada de kale con tofu por Uber Eats porque no estaba en condiciones de cocinar. Se quedó pensando en Chris y en Barbara y su mente no pudo evitar preguntarse si la mamá de la pequeña simplemente se había quedado adentro. La interrumpió su teléfono.

—¿Hola?— Respondió bebiendo agua de su botella.

—Rubia, al fin me respondes.— Era su mejor amiga Chase.— Te estuve por ir a visitar, mañana voy a darte una mano, estuve hasta recién en el hospital.

—No hay problema Popi, se de lo ocupada que estas y la verdad es que todo estuvo mejor de lo que esperaba. Estoy agotada y muero por una ducha caliente.

One shots. [Chris & Scarlett]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora