Capítulo 21 || Lloyd

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Lloyd

En los siguientes días, comenzamos con un mejor orden al ir calmándose las cosas mientras iba en espera de la llegada del príncipe Wu. Según comentó mi guardia real Kai no había ninguna necesidad de mandarle un transporte o vigilancia, él quiso venir personalmente. Seguro conoce los medios para llegar aquí dentro, sin embargo, los guardias ya estaban enterados de su rostro y nombre para dejarlo pasar.

Dentro del palacio se volvía animar con la presencia de mi hijo donde empezaba a salir de su cuarto, junto con sus juguetes. Ya nos acompañaba y me lo encontraba jugando en varios lados junto con mi madre en la sala donde Blanco empezaba a conocerlo más e intentaba relacionarlo cómo otro de sus encargos. No comprendía porque es tan pequeño, ni porque lo trata de esa manera, pero le agrada.

Ahí ocasionalmente se encontraba mi madre hablando con los guardias, aunque no le podía negar el permiso de seguir con sus gustos. Me causaba alegría verla tan sonriente, a diferencia de los demás ella podía demostrar su felicidad natural sin barreras.

Por otro lado, uno de los primeros cambios mandados directamente por mí al General Morro. Al menos ya se había conseguido tener unos mejores horarios donde Jay lograba tener tiempo para vigiarme a mí, aparte de ir a ver a mi madre e hijo. Debí ocuparme de darle sus respectivos descansos para comer, pero aceptó con gusto el cambio. Se relajó levemente al saber cómo ya no me iba a perseguir por tantos lados.

Como el General ya podía continuar atendiendo los negocios con el parlamento y estar al pendiente de mi madre cuando fuese necesario, era un lío para él estar en tantos lugares a la vez. Ahora por fin se habían tranquilizados las cosas. Ya pudo volver a entrenar a los guardias e ir viendo a donde mandar algunos de sus manos derechas para ir dando los avisos o para completar asuntos menores.

Siempre andaba ajetreado en el palacio, sin embargo, hay de asuntos a otros los cuales ni modo de negarme a actuar. Se supone yo busco mantener la paz a mi estado, dársela a las generaciones futuras para demostrar como si es posible no vivir sin tanta violencia. Es complicado al no poder hacerse de golpe, sin embargo, los desastres se pueden ir disminuyendo con sus respectivas medidas, poco a poco.

En parte me sentía tranquilo mientras atendía mis asuntos. Luego de ofrecerse a ayudar de nuevo, mi guardia real Kai logró integrarse nuevamente al palacio sin provocar tantos revuelos por parte de los demás guardias. Debimos dejarle claro a sus compañeros como lo iban a tolerar por mandato real, aunque solamente lo vean cuando pasara junto conmigo o en sus descansos. Quería evitarle las molestias por sus anteriores actos.

Según los pajaritos me comentaron como se mantenía cómodo, si ocurrían problemas ellos iban a ser los primeros en contactarme. Mis medios son especiales, sin embargo, en el palacio ya desde hace mucho es normal verlos revoloteando por las alturas o las vigas.

Repentinamente se escuchó el ruido de un fuerte golpe a las afueras, nadie comprendía la situación o lo sucedido. Siendo una visita inesperada debía ver se quien se trataba. Kai se mantenía enfrente mía mientras se iban acatando los protocolos de defensa e inspección. No se trataba de un ataque directo si no uno proveniente de afuera, sin embargo, no hay presencia.

—Alejad a mi madre e hijo —Di orden directa al guardia más cercano—. —Llevadlos a la sala del trono, ¡ahora! —Debía asegurarme del bienestar de mi familia.

Mientras se resguardaban debimos checar lo sucedido, antes de pasar los guardias checaban absolutamente todo para asegurar mi seguridad en la cual yo me también me mantenía alerta. Intentaban ver quien pudo haber sido, pero no encontraban respuesta y solamente se hallaba una nota en la escena del crimen según me habían comentado.

El Príncipe de JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora