13.Feliz cumpleaños.

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Al llegar a su casa se sintió nerviosa, no obstante sus hermanos se abalanzaron sobre ella y el más pequeño lloró de lo mucho que la había extrañado.

Por otro lado su madre estaba en su habitación con sus gafas de lectura leyendo como no la Biblia.

Se quedó parada sin saber muy bien que decirle, no estaba acostumbrada a tener una conversación de más de cinco o seis palabras a su madre.

—¿Ya comiste? —levantó la vista la mujer apartando finalmente su vista del libro.

—No...—negó con la cabeza.

—Pues ven que todavía está caliente —se levantó y ambas fueron a la cocina.

Sana se quedó mirando como le servía en el plato sin saber muy bien por dónde empezar, de verdad que la había extrañado, a ella, a sus hermanos, su comida...

Quería pedirle perdón.

—Te hice tu comida favorita, hay zumo en la nevera —le dijo poniéndose a fregar lo que quedaban de platos sucios.

—Mamá yo...

—Sé que lo sientes, venga come que se enfría.

La adolescente abrió los ojos y asintió para meterse una cucharada a la boca. El simple sabor y los recuerdos que le traía hizo que finalmente Sana estallara en lágrimas mientras comía.

La había extrañado.

—Está delicioso mamá —decía disfrutando de la comida mientras las lágrimas seguían deslizándose por su rostro.

Nunca se esperó que su madre la recibiera con su plato a pesar de como se comportó.











🧸🧸











—¿Eunha? —levantó una ceja Sana dándose la vuelta y observando como el grupo de chicas reía nerviosamente.

A veces gente de otras clases venía a ver como hacían gimnasia.

Si no se equivocaba la chica que le escribió estaba en la cuadrilla de Sowon. Fue la chica con la que se pasó en la fiesta de Jeongyeon.

Tuvieron muy buena química a decir verdad y era guapa.

—Sí esa, está loquita por ti —Vernon asintió.

—Súmala a la lista de harem —sonrió la japonesa.

—Menuda flipada, aún no me creo lo de la MILF

—Pues sí, pasó idiota —terminó de beber de su botella de agua para levantarse.—Aunque es un dolor de cabeza, no puedo repartirme tanto.

—Sí sí, pues tendrás que repartirte aún más.

Sana llevó sus ojos a Eunha manteniendo el contacto visual antes de sonreírle brillantemente y causar gritos de nuevo entre sus amigas.

No sería tonta y al terminar fue directamente a rellenar su botella de agua sabiendo que la chica estaría allí.

—Oh Dahyun —abrió los ojos la mayor. —Supongo que tienes gimnasia ahora.

—Sí, ¿quieres beber de mi botella? Esta fría

—No hace falta...—Eunha paso a su lado acariciando su mano a propósito.—Tengo que irme.

Dahyun suspiró, ojalá ella pudiera ser como las demás chicas. Ser algo más atrevida y dar un paso más allá con la japonesa.

Supuso que la tal Eunha ya se había fijado en Minatozaki.

Sana's harem | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora