Epílogo

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Sonrió con orgullo al ver la construcción terminada, habían pasado cuatro años desde que pudieron empezar a construir The Golden King y no podía estar más emocionada por la inauguración del edificio.

Respiró antes de dirigirse hacia su esposo, quien estaba hablando con tres personas sobre los detalles de en lo que una semana sería la culminación de su más grande proyecto hasta ahora. Llegó a su lado sin interrumpir la conversación, solo escuchando atentamente mientras por su mente pasaban miles de cosas. Su mirada perdida atrajo la atención de Harry quien se despidió de su equipo para plantarse frente a ella y buscar su mirada.

- Si no te conociera tan bien diría que estás planeando su asesinato - habló tomando su cintura para abrazarla - ¿Pero qué estoy diciendo? ¿A quién planeas asesinar?

- ¿Si no me sueltas? A ti - respondió obligándose a no sonreír, algunas de las reglas no habían cambiado y una de ella era no demuestras de afecto en el trabajo - Harry, hablo en serio. No podemos dejar que nos vean así.

- Llevamos casados cuatro años, no creo que a nadie le moleste que quiera abrazar a mi esposa.

Hermione solo rodó los ojos antes de darle un pequeño beso y alejarse lo más rápido posible de ahí. No quería iniciar otra pelea, menos por ver quién podía jugar más con el otro. Nana decía a menudo que eran demasiado competitivos para estar juntos, lo que llevo a iniciar las apuestas por quien ganaba cada pelea.

Recordó con orgullo el inicio de su primera pelea como casados. Habían pasado dos meses de la muerte de James y Hermione como había prometido busco vengarse de Harry por no decidir rápidamente el día de su boda.

El plan era simple hacerle creer que ella había asesinado a Draco, el rubio como siempre estaba dispuesto a ayudarla con tal de disfrutar de un poco de drama. Nana, quien había sido consultada para saber cómo fingir un homicidio, les dio instrucciones claras desde los litros de sangre falsa que necesitaban hasta la posición en la que tenía que estar el cuerpo.

Harry llegaría tarde ese día, después de la muerte de su padre y de su reciente puesto como director tenía que poner al día todo cuanto había arruinado. Al entrar en la mansión un silencio lo invadió, pensó en que tal vez Hermione ya estaba dormida. Fue en ese momento que un grito de dolor se escuchó por toda la casa, sin saber muy bien que hacer su primer instinto fue buscar a Hermione.

El grito no parecía femenino y eso lo tranquilizó un poco, fue hacia las habitaciones y salas de la parte baja, donde una pequeña luz en el despacho de Sirius se lograba ver su posición. Se adentró en la habitación, con pasos tranquilos sin hacer mucho ruido, pudo ver la entrada de la sala de pánico y que la luz que había percibido salía de esta. Se acercó pero sus pasos se detuvieron cuando escuchó otro grito venir de la sala.

Juntando una valentía innata logró cruzar la puerta sin esperarse y creer la imagen ante él. Hermione se encontraba sentada en la misma silla que Nana había utilizado meses atrás, estaba cruzada de piernas vestida con un traje pero el saco yacía a unos metros de ella en el suelo, con una copa de vino en la mano llevo a sus labios el líquido rojo mientras un hombre robusto sostenía a otro mientras una mujer de cabello rubio golpeaba la cara de este.

Le tomó unos segundos descubrir que la persona que estaba siendo golpeada era Draco Malfoy, y la mujer quien repartía su dolor era nada más y nada menos que Hannah la dulce secretaria de su esposa que apenas podía mirarlo a los ojos.

- ¿Qué está pasando? - pidió explicaciones aún sin entender la situación.

Hermione volvió la cabeza en su dirección con una expresión de sorpresa, dejó la copa a un lado y se acercó a él, dirigió una mirada a Hannah diciéndole en silencio que siguiera con su trabajo mientra ella hablaba con su esposo. Lo guió hasta el pasillo donde con una expresión de impaciencia él volvió a preguntar.

No Era Parte Del ContratoWhere stories live. Discover now