JUJUTSU KAISEN |One Shots|

《Nobara Kugisaki [+18]》

Advertencia: contenido lésbico/yuri

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Había sido una mala idea tratar de ignorar a la peli naranja por mucho tiempo, no lo soportaba.

Están en el mismo grado, y por lo mismo era más difícil para ignorarla y hasta olvidarla. Por otro lado, la otra chica se molestaba consigo misma en secreto; pensando que hizo mal para recibir tal trato.

—Deberías hablar con ella. —sugerio el chico peli rosa.

—Para ti es fácil decirlo. —caminaba en círculos mientras pensabas que hacer ya que olvidár que no existe ya no servía— ¡Dame opciones Fushiguro!. —ordeno.

—Nada, no tengo nada. ¿Que quieres que te diga? Nunca e tenido una compañera lesbiana closetera en apuros. —dijo indiferente.

El tiempo paso y no llegaron a nada, así como predijo el azabache. Luego, los chicos salieron de tu habitación para las suyas, pero estos ya tenían un plan B solo entre ellos.

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Al día siguiente empezó como todos demás, pero con la diferencia que era sábado y no había nada de hacer ese día. Solo paseaba por el patio buscando algo para entretenerte.

En ese segundo un saco negra fue puesta en tu cabeza para que no vieras nada mientras alguien más te cargaba como un costal hacia quien sabe donde.

—¡Hey! ¡Bajame Itadori!.

—Te dije que se daría cuenta. —dijo por voz masculina que reconocía.

—¡¿También tu Fushiguro?!. —no volvieron a hablar, los habías descubierto.

Pero siguieron cargándo te a otro lugar. Pararon mientra abrían una puerta y te tiraban adentro de la habitación.

—Ay... —te quejas por un dolor en tu espalda causado por el golde de tu cuerpo y el suelo.

—¿Estas bien?. —dijo otra voz femenina.

Mierda. Dijiste en tu mente para luego quitarte el saco.

—Si... ¿también te trajeron a la fuerza?. —trataba de hablar de otra cosa que no fuera ese tema.

—Si, algo así. —se sentó a tu lado.

Resulta que ambas se encontraban en uno de los tantos cuartos vacíos que tenía la escuela.

Te pusiste de pie aguantando el dolor de tu espinal para tratar de abrir la puerta, pero fue inútil, estaba cerrada con llave por afuera.

—¡Oigan ustedes, abran la puerta!. —golpeabas esta con un poco de fuerza.

—Ñooo, hasta que solucionen sus problemas de chicas. —se escuchó una risita burlona. Ahora sí estabas jodida.

—Ustede también Gojo-sensei. —decías con una voz deprimida, te sentiste traicionada.

—Obvio, quien crees que dio la autorización de usar esta habitación. Bueno, nos vamos chicos. —se escucharon pasos alejándose.