La detective Billie O'Connell se vió en la obligación de regresar a Los Angeles, donde nació, para seguir las pistas de una asesina en serie apodada Tigger. El pánico que había sembrado la criminal llevó a O'Connell a hacer hasta lo imposible por dar con ella, pero su trabajo se tornó más personal, llegando al punto de no saber si cazaba a Tigger o a los fantasmas de su pasado.